Café, conversación...

Café, conversación...

lunes, 28 de diciembre de 2009

No da lo mismo, madre



Diego se había despertado incómodo de volver al mundo. Le había rescatado de un sueño rarísimo el locutor del noticiero matinal. Hecho el agravio, no quedaba otra que levantarse. Apagó la radio, vengativo.

Afeitado y ducha. Vaqueros y sudadera. Tal vez bufanda. En la cocina, leche fría y cereales. Sin novedad. Tomaba lo mismo desde hacía años. Encendió la tele: "...el dirigente socialista añadió que el acuerdo al que se ha llegado está lejos de resultar...". Más leche, cereales. Diego seguía atacando su desayuno. "Hoy va a hacer frío, sí. Por cierto, menuda presentadora tienen en esta cadena". A por otro poco más de leche, y un puñado extra de cereales. Sin embargo el sonido característico que hacen los cereales al deslizarse por la caja, fue reemplazado por un ominoso silencio, justo después de que dos copos y 2,76 gramos de migas de trigo se precipitasen en el tazón.

Horror. Diego fue en busca de su madre. La comunicación telegráfica resultaba extremadamente útil a estas horas de la mañana:

- Madre. Necesito cereales. Se acabaron. ¿Vas a ir a comprar?

- Hoy tengo médico.

- Grrhh.

Un contratiempo. Pero Diego no se desanimó: los compraría él mismo al volver de clase, y mañana desayunaría como Dios manda. Cereales y chica del telediario.

Así, a eso de las 15.05, hora local, Diego entró en el supermercado. Sin que le temblara la voz, preguntó a la cajera por la "sección de productos de desayuno", y caminó resuelto siguiendo sus instrucciones. Después de otras tres entrevistas con el personal del establecimiento, logró alcanzar el objetivo.

Ante su vista se alzaba, inabarcable, una estantería llena de cajas de cereales. Diego no perdió la calma, y comenzó un primer examen. HappyChoco, 2,34 €; CornXtra, 1,89 €; TrentKilo, 2,17 €. ¿Dónde estaban los suyos? Era una caja verde con un muñeco feísimo. Milk & Sugar, 3,05 €; SimplFlakes, 1,04 €. HoneyMagic, 2,85 €.

Como los condenados cereales del monstruito no se dignaban a dar la cara, Diego pasó al "Plan B": escogería otra marca. Los CornXtra no tenían mala pinta, pero estaban fabricados en Portugal, y no quiso arriesgarse. "Seguro que están rancios", pensó. Quedaban descartados los SimplFlakes, por ser "demasiado baratos". Poco a poco fue rechazando la mayoría de las opciones, hasta dejar una grupo de tres. Como el tiempo pasaba, y ninguna de ellas parecía aventajar a las demás, pensó en tirar una moneda. Luego descubriría que el tradicional sistema es ineficaz con los tríos.

Cuando Diego abandonó el supermercado, con una bolsa en la mano izquierda, la carpeta en la derecha y una sonrisa en el rostro, eran las 15.41, hora local de nuevo. Por supuesto, al llegar a casa, sus progenitores se interesaron por la causa del retraso.

- Es que no había de los del bicho, que son los que traes tú siempre.

- Haber cogido los primeros que hubieras visto, los más baratos. ¿Qué más da unos que otros, si te los vas a comer igual?

- No da lo mismo, madre, no da lo mismo.

sábado, 26 de diciembre de 2009

Silvia y Felipe, 35

Ella le miró fijamente: Felipe había devorado el platito de aceitunas. Imperturbable, él dio un trago a su cerveza, y se manchó su corbata y camisa. Silvia no quería torpes, y se marchó del bar.

jueves, 24 de diciembre de 2009

Feliz Navidad

domingo, 20 de diciembre de 2009

Una oración

Estamos en Adviento, tiempo de espera, de preparación para el nacimiento de Jesús. Muchos nos preguntamos en ocasiones qué significa esto exactamente. Yo no estoy seguro. Pero supongo que para los cristianos significa estar contentos y tener confianza en Dios.

Sé que suena muy raro en estos días. Pero el otro día, escuché una hermosa canción que me hizo pensar acerca de la fe. Y tratando de comprender lo que decía, todas esas cosas se me hacían más fáciles de entender. Supongo que habrá muchas personas que en estos días se encuentren en la misma situación que el protagonista de esta historia. Y tal vez algunos sientan esa misma necesidad de alzar la mirada al cielo, estando hundidos, y musitar confiados esas palabras que canta T. Graham Brown: "En una ocasión, convertiste el agua en vino. Ahora, aquí de rodillas, miro hacia ti, Padre. ¿Me ayudarías a que el vino vuelva a ser agua?".

Esperemos que así sea. O lo que es lo mismo: amén.



viernes, 18 de diciembre de 2009

He dicho que no se fuma, leches

Queridos clientes, amigos, se acabó lo que se daba. Ya se sabe: Año Nuevo, vida vieja.

Porque volvemos a lo de siempre, a practicar la imposición, tan española distracción. Aquí los que mandan no pasan las horas en un despacho jugando al minigolf, con la corbata floja y sin pantalones, como en los States. ¡Qué va! Aquí nos gusta meter el dedo en el ojo del prójimo. Mínimo una vez a la semana, que si no se nos atrofian la envidia y la mala leche. Y para eso el Gobierno -los gobiernos, no se crean que aquí hay demasiada diferencia- está el primero de la lista. ¿Fastidiar al ciudadano? Me apunto. Esta tarde tengo un hueco.

El año 2010 nos trae, gracias a la intercesión del presidente Rodríguez, una nueva prohibición. Nada de fumar en bares, restaurantes, peluquerías, tiendas de cómics, joyerías o talleres mecánicos. Fin del negocio. A fumar a la calle. Y estando agradecidos, a ver si el año que viene se nos calienta y nos da por restringir el tabaco al ámbito casero.¡Arrestro domiciliario, oiga! ¡Personajes siniestros estos fumadores! Pase que algunos no tengan ni pizca de educación, y es verdad que te atufan. Pero una cosa es una cosa, y seis media docena, que dicen en mi pueblo.

Por cierto, que no quiero ser malvado, pero teníamos algún que otro asuntillo prioritario por resolver en este país, ¿no? Sí, hombre, esto de los parados y tal. Bueno, para otro momento. ¡A seguir bien, fenómeno!


martes, 15 de diciembre de 2009

Ciudad solitaria




Suele suceder en Navidad. Por mucho que los anuncios de turrón digan lo contrario, esta es la época de la soledad. Precisamente porque no debería serlo. Cuestión de contraste; las diferencias se acentúan. El pobre es más pobre en diciembre, cuando la caridad se hace mayor, y el consumo se hipertrofia. Y el que vive solo -el que está solo-, se da cuenta de ello, en Navidad más que nunca.

Pasan la Nochevieja solos, en casa, porque si salieran a la calle se sentirían peor, entre tanta gente. Así que se ponen una vieja película, entre lo trágico y lo cómico, por ver si a pesar de todo les da ánimo. Y se toman unas cervezas. No por beber, sino por pasar el rato, mientras Jack Lemmon espera a que desocupen su apartamento. La historia de siempre.

Los que tienen suerte, no repiten al año siguiente. Pero sé que hay muchos que siguen igual, escuchando esas melodías tristes de la ciudad solitaria. Con luces y arbolitos con adornos. Solitaria y fría.

sábado, 12 de diciembre de 2009

El cuarto poder


"Sin ir más lejos, en una ocasión Jakes fue enviado a informar acerca de una revolución que se había producido en una de las capitales balcánicas. Se quedó dormido en el coche-cama, se pasó de estación, no se enteró de su error, salió, se fue directamente al hotel, y mandó por cable una crónica de diez folios sobre las barricadas, las iglesias en llamas, las ametralladoras que respondían como un eco al tecleo de su máquina de escribir, mientras un niño yacía muerto, como una muñeca rota, al pie de la ventana de su habitación... Bueno, ya sabe.

En la redacción se quedaron bagtante sorprendidos al ver una crónica así procedente del país vecino al de la revolución, pero confiaban plenamente en Jakes y seis periódicos nacionales sacaron la noticia en primera y a toda plana. Ese mismo día todos los enviados especiales que estaban en Europa fueron advertidos de la nueva revolución. Se presentaron a montones. Aparentemete todo estaba tranquilo, pero se jugaban el empleo si ellos contaban que no ocurría nada mientras Jakes seguía enviando sus diez folios diarios llenos de sangre y estruendo, de modo que se hicieron eco de sus crónicas. Bajó el precio del papel del Estado, hubo pánico en la bolsa, se declaró el estado de emergencia, el ejército fue movilizado, la gente empezó a pasar hambre, hubo amotinamientos, y menos de una semana después se produjo en ese país una auténtica revolución, tal como había estado diciendo Jakes. ¿Todavía duda de que la prensa es el cuarto poder?".


¡Noticia bomba!, de Evelyn Waugh. 1938

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Una postal

Querido Auggie,

¡Feliz Navidad y Feliz Cumpleaños!

Hacia tiempo que no me paraba a pensar sobre la vida. Creo que es algo que a la gente le pasa a menudo. Me refiero a vivir y no saber porqué.

Hace un par de días, mientras caminaba tranquilamente –el frío daba un respiro y la mañana era perfecta para pasear incluso aquí- empecé a recordar, de casualidad, los viejos momentos. Me di cuenta de lo distintas que eran para nosotros las cosas cuando aún vivíamos en el barrio, cuando íbamos al instituto y nuestras madres nos preparaban los bocadillos. Y nosotros gastábamos el tiempo jugando, haciendo deporte, persiguiendo a las chicas y riéndonos por todo. Sobretodo eso, riéndonos. Antes lo hacíamos hasta que nos dolía la tripa. Es lo que más echo de menos.

Por eso me he decidido a escribirte, Auggie, para que sepas que aún recuerdo esas cosas. Se supone que la Navidad es tiempo de esta clase de pensamientos. No sé. Tal vez me esté liando yo solo. Voy al grano: Auggie, felicidades por tu cumpleaños. Espero que ahora que todo es tan distinto, que tienes la vida encarrilada, que en ocasiones tendrás que echarle huevos para abrir el estanco cada mañana, espero que de vez en cuando te acuerdes de los buenos momentos que pasamos en el barrio. Cuando le descolocábamos las revistas al señor Niles, en Lincoln con Nostrand. O aquella vez que arañamos el coche del pastor creyendo que era el de la señorita Kendall.

Pues eso, Auggie. Tómate una cerveza a mi salud. Y otra a la tuya, ¡qué narices!

¡Feliz Cumpleaños!

Tu amigo,

Rick

sábado, 5 de diciembre de 2009

Fast train

(Para leer con la siguiente canción como fondo musical)



* * *


La pierna empieza a doler en noviembre. Es así todos los años, desde hace cuatro. Desde que me la rompí en tres partes al saltar de un tren en marcha. Como en una película. Solo que a mí me duele. Dicen que es el frío, que irrita mis machacados nervios. Yo pienso que es una especie de recordatorio. Mi tiempo de Adviento particular. Si Dios bajó del cielo y se hizo hombre, yo soy aquel que saltó de un tren y pasó la Navidad en un hospital.

- ¿Qué hay, Maldonado?
- Frío, Jose. ¿Esperabas otra cosa? Ponme un botellín, ¿quieres?

Aquí no conocen mi historia. ¿Creen que a estos tipos les importa que te duela una pierna? Algunos ni han notado que he entrado. Todos tenemos nuestros problemas, supongo. Por ejemplo, aquel que está al fondo. Es un viejo cliente. Le trasplantaron hace un par de años, pero ahí sigue, pidiendo y bebiendo, solo, sin prestar atención. Dice Jose que todo lo hace con gestos. Buenas noches, ponme otro, ahí van diez euros. Un desastre.

- Aquí tienes.
- A tu salud, Jose, que la mía no está muy allá.
- ¿La pierna? Bueno, te voy a poner un disco. "Don't give up on me", de Solomon Burke.
- Dale.

Es un buen tipo, este Jose. No sabría decir si es mi amigo o no. Vengo aquí cada semana, y me tomo un par de cervezas. Escucho música y cruzamos algunas palabras sobre sus discos. Siempre tiene cosas nuevas, y rara vez pincha algo dos veces. Si no lo escuchas, te lo pierdes. Como la vida misma.

- Suena bien, la verdad.
- ¿Has escuchado el último suyo?
- No
- A mi no me gusta demasiado. Pero este sí que es bueno.

Lo era de verdad. Me gusta la música de Jose, tan pausada, tan profundamente tranquilizadora. Justo lo contrario que un tren. Esos cacharros siempre me han asustado. Por eso salté. Íbamos de vacaciones. Lo habíamos planeado durante varias semanas y parecía perfecto. Decidimos ir en tren, y quise aceptar el reto. Pasé la primera hora de viaje con los ojos cerrados, el estómago del revés y la cabeza dando vueltas. Y al final tuve que hacerlo.

- Bueno, Jose. Voy a ver si vuelvo a casa, que ya va siendo hora.
- Muy bien, Maldonado. Gracias.
- Hasta la próxima.

Después del descanso, la pierna duele menos, pero llegando a casa empieza de nuevo. Es el frío. Y pesar de todo, hay gente por la calle. Es día de salir. Tienen planes y no les importa que la ciudad sea un congelador. Eso sí, apuesto a que ninguno de ellos hubiera saltado del tren. Posiblemente les parezca una locura.

sábado, 3 de octubre de 2009

Malditos Bastardos (II)


Capítulo dos: "Malditos Bastardos"... o ¿alguien dijo McGuffin?


Mientras tanto, al otro lado del Atlántico, un grupo de soldados judíos americanos esperan firmes a un individuo chulesco, algo paleto y sanguinario, con cicatriz en la garganta incluida: se trata del teniente Aldo Raine (Brad Pitt; sí, el cabeza de cartel no sale hasta pasada casi media hora de película), nombre derivado del actor Aldo Ray, que apareció en clásicos bélicos como "La colina de los diablos de acero" (Anthony Mann, 1957) o "Boinas verdes" (John Wayne, 1968) y que ya era mencionado en aquel intento de Tarantino de estrenarse en el mundo del cine, llamado "El cumpleaños de mi mejor amigo" (QT, 1987).

Tras el discurso, al más puro estilo de "Doce del patíbulo" (Robert Aldrich, 1967), la imagen corta de forma abrupta a un Adolf Hitler con capa roja como un emperador romano, que rumia la furia que siente contra un grupo de soldados judíos conocidos por todo el ejército alemán como "Los bastardos", y de los que se rumorea que son imposibles de detener e incluso que uno de ellos se trata del golem en persona. Estamos en 1944, poco antes del Día D.

Es en este momento, cuando ni siquiera llevamos una hora de cinta, cuando nos encontramos con el gran (y casi el único) error de "Malditos Bastardos": la falta de metraje. Puede resultar curioso que en una obra de 153 minutos se eche en falta duración, pero así es. El corte resulta demasiado brusco, y se nota a las claras que falta historia que contar. Se echa de menos alguna escena de entrenamiento duro y alguna que otra perorata de Pitt a sus hombres. Sin embargo, en cierto modo podemos quedarnos tranquilos: el propio Tarantino ha admitido que ha cortado bastantes escenas y de éstas, aunque no todas, muchas pertenecen a los Bastardos y su devenir durante la guerra. No deja de resultar gracioso que, después de toda la publicidad y los carteles e incluso el mismo título, los Bastardos no sean más que un "McGuffin" de Tarantino para contarnos la historia que le da la gana. Algunos le verán la gracia al asunto, otros lo consideraran un homenaje a Hitchcock y otros una jodienda.

El resto del capítulo es un flash-back en el que un soldado alemán (marcado con la esvástica en la frente como muestra de que los Bastardos le han dejado libre para que lo cuente) relata como él y sus compañero sufrieron una emboscada por parte de Aldo "el Apache" Raine y sus hombres. Mientras el resto de la unidad se dedica a arrancar cabelleras a los muertos, Raine interroga a un sargento alemán que, tras nuevo guiño al spaguetti western con música de Ennio Morricone acompañando, sufrirá en sus carnes las consecuencias del gusto por las referencias a la cultura popular americana de Tarantino, en forma de bate de béisbol empuñado por el Sargento Donnovitch , conocido entre los alemanes por "El oso judío", interpretado por Eli Roth (director de "Hostel" y amigo personal de Quentin) quien, a pesar de su falta de experiencia (su único papel anterior era una conversación en un bar en "Death Proof") borda al Bastardo neoyorkino.

A su vez, dentro del relato del soldado nos encontramos la historia del soldado Stiglitz (Til Schweiger) en una deconstrucción temporal muy al estilo del director.

McGuffin o simple resultado de los cortes de Tarantino (digo de él, porque es seguro que los productores, los hermanos Weinstein, no se han quedado nada contentos al ver que las escenas que más faltan son las de la estrella de la producción) lo cierto es que con el final de este capítulo también tiene final lo que mucha gente podía esperar de la película debido a los trailers, y los Bastardos pasan a ser otros personajes cualesquiera en la gran historia que es "Malditos Bastardos".

sábado, 26 de septiembre de 2009

Luces de sábado por la tarde

El otro día veía en "Friday night lights", serie (genial, por cierto) creada por Peter Berg basada en su propia película del mismo título y que trata sobre un equipo de fútbol americano de instituto de una ciudad de Texas; veía, digo, como los jugadores construían un campo artesanal por orden del entrenador, hombre de principios harto de que lo único que no importara en el campo fuera el deporte.


Algo parecido me hubiera gustado que Guardiola (al que todos los culés estaremos eternamente agradecidos) hubiese hecho al recibir la noticia de que hay que jugar a las tres de la tarde para entrar en el mercado asiático. Escuchando sus declaraciones del otro día cualquiera podía darse cuenta de que no estaba de acuerdo. No sólo él, que al fin y al cabo es un entrenador más, tampoco están conformes jugadores ni, los que deberían ser más importantes, los aficionados. Y esta norma excluye del todo a los aficionados. Porque, gustándote el fútbol, un plan perfecto para el sábado era quedar para ver el partido y luego salir. O simplemente, quedarse en casa y después a la cama. Pero, ¿qué se puede hacer con un partido que se juega a las tres? La mayoría de bares ni siquiera abren a esa hora. Por no hablar de algo en lo que se viene insistiendo mucho últimamente, aunque parece que no se trataba más que de fachada: la seguridad de los jugadores. Un partido en mayo a las tres puede ser mortal, pero claro, aquí el que manda es el dinero.


Por lo visto todo ha sido idea de Florentino, el "Rey Midas" del fútbol. Todo lo que toca se convierte en oro (yo también podría hacerlo, vendiendo la ciudad deportiva al ayuntamiento y con el nombre del Real Madrid para obtener un crédito). La verdad es que se podía tocar la boca a ver si se convertía en oro macizo y se callaba de una vez. Y es que un tipo salido de la construcción no puede ser bueno: la solución a base de billetes no funciona en el fútbol. O, tristemente, no debería funcionar, porque los hechos me quitan la razón y en el fondo no toda la culpa es de Florentino. Él tan sólo es el detonante. Si los directivos de la liga le hacen caso, él no les va a decir que no. Aunque tampoco los presidentes de los equipos se quedan fuera, ni los jugadores ni... los aficionados. Sí, nosotros también, desde el momento en que permitimos que las entradas y los abonos tuvieran precios tan altos, o desde el momento en que acuden más de cincuenta mil personas a la presentación de un fichaje cuyo precio bien podría alimentar a familias necesitadas durante años. En el momento en que permitimos todo eso, nos convertimos en cómplices. En cómplices de que lo que menos importe sea el fútbol. Quizá ya sea hora de que construyamos nuestro propio campo.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Malditos Bastardos (I)


(Atención, es seguro que contenga spoilers)


Todo empieza con una frase de cuento: "Érase una vez... en la Francia ocupada por los nazis". Teniendo en cuanta esto, poco debería importarnos el rigor histórico de lo que vamos a ver durante las próximas dos horas y media. Porque no nos engañemos. "Malditos bastardos" puede estar ambientada durante la Segunda Guerra Mundial, pero no es una película de guerra. Su tema central es el cine. El amor al cine y lo que éste significa: el cine como religión, como vida y también como arma, arma al servicio de la venganza y la justicia.

No todos los días tiene uno entre las manos una joya como ésta, así que vamos a adentrarnos un poco más en ella.


Capítulo 1: "Érase una vez... en la Francia ocupada por los nazis" o cómo convertir la invasión nazi en un spaguetti-western.

Desde los créditos de inicio ya sabemos que estamos ante toda una declaración de intenciones. La banda sonora de "El álamo" (John Wayne, 1960), con la canción "The green leaves of summer", da comienzo a uno de los mayores homenajes al cine que se han hecho nunca.

Tras los créditos pasamos a una escena clásica: una casa en medio de la nada, un campesino y un individo vestido de negro que se acerca. Alguno ya lo habrá reconocido, pero se equivoca, no es Lee Van Cleeff en "El bueno, el feo y el malo" (Sergio Leone, 1966), a pesar de que la imagen sea un calco de aquella con la que empezaba el clásico del spaguetti. Se trata de el coronel de las SS Hans Landa, en palabras del propio Tarantino, "el mejor personaje de toda mi carrera", experto en perseguir judíos hasta el punto de ganarse el sobrenombre de "caza-judíos", un indivio que domina todas las lenguas, capaz de pasar de la mayor amabilidad a la cólera en cuestión de segundos, interpretado por Christoph Waltz en un papel que le ha valido el premio al mejor actor secundario en el pasado festival de Cannes.

A continuación seremos testigos de una escena típica del genio de Knoxville, a las que nos tiene tan acostumbrados desde que comenzara "Reservoir dogs" (Quentin Tarantino, 1992) con su monólogo sobre Madonna, una de esas conversaciones aparentemente insustanciales, largas hasta decir basta, más propias del teatro que del celuloide. Este diálogo, aparentemente inofensivo, recuerda, en un autohomenaje del propio Tarantino, a la llamada "escena siciliana" de "Amor a quemarropa" (Tony Scott, 1993, con guión del propio Tarantino), donde Christopher Walken y Dennis Hopper protagonizan otra conversación en la que, como ésta, la tensión va creciendo hasta estallar en una violencia con todo su esplendor, en el caso que nos ocupa, con guiño a "Centauros del desierto" (John Ford, 1956) incluido, en el momento en el que se desvela por fin si el campesino francés está ocultando o no a una familia de judíos, los Dreyfuss.

Acabamos de ser testigos de los mejores primeros veinte minutos de una película de Quentin Tarantino y de una escena que pasará a la historia del cine. Sin embargo, no se trata solo de eso, porque también hemos sido testigos de una de las claves de la película: el uso de varias lenguas (la escena comienza en francés para pasar al inglés, hecho que también tiene su importancia en la trama), lo que hubiera debido convertirla en una especia de galimatías lingüístico de no ser porque algún distribuidor debió de pensar que en España no sabemos leer, lo que les ha llevado a doblar partes de la película que no debieran haber sido dobladas, estropeando este efecto de torre de Babel.

Au revoir, Shoshanna!



viernes, 18 de septiembre de 2009

Trabajo policial


"Un agente de ronda es la verdadera dictadura en América. Podemos arrestar a un tipo por una tontería, podemos arrestarlo de verdad o podemos dejarlo ir. Podemos aparcar debajo de un viaducto y matarnos bebiendo, no pasa nada, nuestros compañeros nos cubrirán. Así que nadie, y que quede bien claro, nos va a decir cómo malgastar nuestro turno."


McNulty (Dominic West en "The Wire")

lunes, 14 de septiembre de 2009

Mezclar churras con merinas


Leo en "El Mundo" algo que hace que me pare a pensar un momento. Un detalle curioso, de esos que de vez en cuando nos ofrece la prensa (poco libre) de este país. Es sobre la manifestación de el sábado a favor de los presos de ETA que tuvo lugar en San Sebastián, Donosti para los amigos. No, no voy a entrar al trapo en ese tema. Y no porque no tenga ganas, o porque carezca de opinión, sino porque no hay espacio, ya habrá otras entradas. El caso es que leyendo el artículo (en el que, por cierto, se calificaba una manifestación a favor de terroristas como "dentro de la legalidad y con normalidad", alguien que me lo explique, por favor) llego a un recuento de las banderas que portaban los manifestantes: una ekurriña gigante (ya me extrañaría que sólo fuera una), una bandera de Navarra y, aquí está la sorpresa, una bandera gay.

¿Qué quiere decir exactamente esto? Si es que quieren decir algo, claro. Porque lo más seguro es que, como pasa siempre, hayan optado por sacar a la calle todos los símbolos que han podido reunir, tengan o no relación. De hecho, no me extrañaría que alguno acudiera con la bufanda de la Real.

Y aunque me ha llamado la atención, en el fondo no es algo nuevo. Pasa siempre, en todas partes y con todo tipo de símbolos, esto de mezclar la velocidad con el tocino. Es el mismo razonamiento (por llamarlo de alguna manera) que hace que la gente acuda a una concentración por la paz llevando banderas republicanas y a un partido del Real Madrid con el águila imperial bajo el brazo, o que se presente en la concentración del primero de Mayo con pancartas de "No a la guerra" (cómo si sólo hubiera una, fíjate) o salga a la calle el día del orgullo gay con cueros, correas y la tricolor ondeando en el mástil.

Asociaciones mentales estúpidas, que algunos ven como lo más normal. Son estas estupideces las que hacen que, mientras que Obama luce un pin con la bandera de EE.UU. en la solapa del traje cada vez que hace acto de presencia, nuestro presidente no pueda (ni quiera, sea del partido que sea) hacer lo mismo, bajo la amenaza de ser tildado de facha, esa palabra que le llena la boca al que la pronuncia sin que en la mayoría de los casos tenga ni idea de lo que significa. Es la misma estupidez que hace que la bandera o el himno se conviertan, como todas las cosas importantes, en votos, papeles dentro de una urna. Y mientras esto sea así, nada va a cambiar, porque cuando algo puede ser convertido en votos, ya se encargarán los políticos de que siga la pelota, y la gente de seguirla. En fin, es lo que hay en un país que, a pesar de contar con una larga tradición de pastoreo, sigue mezclando churras con merinas.

sábado, 12 de septiembre de 2009

One (man in black)

Me parece soberbia esta versión del bueno de Johnny, que hoy hubiera celebrado su 77º cumpleaños. ¡Echemos todos un pitillo o un buen trago como homenaje!




Is it getting better
Or do you feel the same
Will it make it easier on you now
You got someone to blame
You say...

One love
One life
When it's one need
In the night
One love
We get to share it
Leaves you baby if you
Don't care for it

Did I disappoint you
Or leave a bad taste in your mouth
You act like you never had love
And you want me to go without
Well it's...

Too late
Tonight
To drag the past out into the light
We're one, but we're not the same
We get to
Carry each other
Carry each other
One...

Have you come here for forgiveness
Have you come to raise the dead
Have you come here to play Jesus
To the lepers in your head

Did I ask too much
More than a lot
You gave me nothing
Now it's all I got
We're one
But we're not the same
Well we
Hurt each other
Then we do it again
You say
Love is a temple
Love a higher law
Love is a temple
Love the higher law
You ask me to enter
But then you make me crawl
And I can't be holding on
To what you got
When all you got is hurt

One love
One blood
One life
You got to do what you should
One life
With each other
Sisters
Brothers
One life
But we're not the same
We get to
Carry each other
Carry each other

One...life

One

domingo, 6 de septiembre de 2009

No le cogeréis vivo

Le conocí cuando ya estaba a punto de jubilarse. Aunque lo más probable fuera que le jubilaran. En su mirada azul clara brillaba la rabia del que sigue luchando aún cuando las fuerzas se la han jugado. Recuerdo que entré en la tienda casi como último recurso, atraído por su aspecto de comercio de toda la vida, harto de llevar toda la mañana metido en semisótanos con la música a tope a las diez y media de la mañana y niñatos probándose camisetas rosas. Le tuve que gritar varias veces que estaba interesado en una chaqueta de cuero y ya estaba pensando en cómo largarme de allí cuando agarró una escalera y comenzó a subir a un altillo al tiempo que se soltaba de una mano y la agitaba para renegar de todo y de todos:

- Te voy a sacar algo de calidad. Esto es bueno, y eso se paga. No como mucha mierda que hay por ahí. Mira, ésta vale treinta y cinco mil pesetas -seguramente no sabía lo que era en euros y probablemente le importaba un comino-, pero yo sé que no la voy a vender por más de veinticinco mil. Mira, vuelve dentro de un par de semanas, porque todavía no puedo poner las rebajas. Que yo no soy como todos estos cabrones de aquí alrededor, que lo ponen dos meses antes y revientan el mercado.

Me bajó un par y me estuvo explicando como eran las costura y las propiedades del tejido, los cortes de los bolsillos y los tipos de ojales, y ese día nos despedimos no sin que antes me dijera que a él el alcalde y toda esa panda de gerentes estúpidos se la sudaban.

Volví a las dos semanas y todo lo que obtuve fue un: "Vuelve en dos semanas, el gobierno no me deja ponerlo hasta mañana. Son unos cabrones, pero la ley es la ley". Aquél día me quedé con las ganas, molesto en parte, no con él, sino con el puto gobierno, que no dejaba a un hombre poner las rebajas cuando le diera la gana sin convertirse en un cabrón que reventaba el mercado.

Así que volví al día siguiente, y entonces fue cuando me dí cuenta. El cartel lo dejaba bien claro. Las palabras "Liquidación total. Cese de negocio" no dejaban lugar a dudas. Aquel viejo, más duro que un clavo en un ataúd, que batallaba sin fuerzas contra un enemigo indestructible ante todo aquél que quisiera escucharlo, cerraba la tienda. O más bien, a uno le gusta imaginar que se la cerraban, con la excusa de la edad, aliviados de quitarse de encima a un enemigo tan insistente de una forma tan traicionera. Aunque es más que seguro que "esos cabrones" no tenían nada que ver, me gusta imaginar que es así, y que tanto burócratas como comerciantes revienta-mercado respirarán tranquilos el día que le vean bajar la reja por última vez.

Entré con todo esto en mente, y decidí simplemente disfrutar de aquella compañía. Aquel tipo, al que sólo conocía de dos ocasiones que no habían llegado ninguna a la media hora, me había caído bien. Y ahora se iba. Me sentía como si fuera a despedir al puerto a un amigo, como si aquella compra fuera la última cerveza en tierra antes de salir para un viaje del que probablemente no regresará. Uno de esos momentos que no se pueden explicar. Sólo recuerdo que hubo tiempo para hablar de chaquetas y de gobiernos, de cabrones y de hijos de puta; que me tendió mi compra señalándome un bolsillo pequeño para "el puto telefonillo" y que nos dimos la mano antes de salir. No miré atrás. Entre camaradas no se mira atrás.

domingo, 30 de agosto de 2009

Enemigos públicos


Los años 30. La gran Depresión. Una época con la que más de uno quiere ver similitudes con los tiempos que corren. Y en medio de tanta miseria, unos tipos (y alguna que otra "tipa") que, metralleta Tommy en mano, se dedican a atracar bancos. Nunca fueron héroes, y seguramente tampoco pretendieron serlo, pero la gente los convirtió precisamente en eso. Y entre tanto nombre (Bonnie y Clyde, Machine Gun Kelly, Pretty Boy Floyd, Baby Face Nelson...) uno está escrito con letras doradas: John Dillinger (Johnny Depp). Un Robin Hood con gabardina, sombrero y pistola. Pero detrás de todo gran atracador hay siempre un gran policía, y en este caso hablamos de Melvin Purvis (Christian Bale), recto defensor de la ley. Ambos mantendrán un juego de gato y ratón al que añadiremos la presencia de la mafia, un todavía joven pero ya muy ambicioso J.Edgar Hoover y, cómo no, una chica.


Michael Mann nos presenta una historia clásica pero, eso sí, en alta definición. A priori cuesta aceptar que una película ambientada en los 30 carezca de ese estilo común a "Los Intocables" o "Camino a la perdición". Llegas incluso a echarlo de menos, pero entonces, un tiroteo nocturno te trae una nueva sensación. Sabes que estás ante algo nuevo, y comprendes que clasicismo y nuevas tecnologías son compatibles. Sobre todo si detrás de todo está alguien tan obsesionado por el detalle y el realismo como Mann. Precisamente es el formato digital uno de los grandes responsables de que la película parezca casi más un documental sobre la vida del atracador, y de que nos sintamos tan dentro de la acción (atención a esas rojeces en el cuello de Bale tras el afeitado, o a los pelos que han escapado a la cuchilla en las mejillas de Depp). Eso y el nervioso movimiento de la cámara (en ocasiones excesivo), además de un (en la mayor parte de la película) fiel apego a la realidad, hasta el punto de que algunas escenas (como cuando Depp pasa su brazo sobre el hombro del alcaide de la prisión) son un calco exacto de fotos de la época.


A esto hemos de añadir unas excelentes interpretaciones por parte de Depp (que como ya hiciera en "Descubriendo Nunca Jamás", deja su histrionismo a un lado) y Bale (cuya frialdad tiene su máximo exponente en su escena de presentación, dando caza a Pretty Boy Floyd) que, como De Niro y Pacino en "Heat" (sin lugar a dudas, la obra maestra del director, y de la que "Enemigos Públicos" puede considerarse digna sombra, tan sólo cambiando la época en la que transcurre) tienen su escena de careo. A ellos se unen Marion Cotillard, dando el toque sentimental a la cinta (el único que tiene, en realidad) o Bill Cudrup como un experto policía caza-hombres, entre otros.


Mann nos lleva una vez más a ese mundo de hombres duros y fríos, hombres solitarios y enfrentados, como ya hizo en "Heat", "El dilema" o "Collateral", esta vez, más desprovista de sentimientos si cabe. El director se limita a presentarnos los hechos, como si contemplásemos el paisaje nocturno de una gran urbe pero, eso sí, como si lo hiciéramos en alta definición.

martes, 11 de agosto de 2009

Dia dhuit



The island it is silent now
But the ghosts still haunt the waves
And the torch lights up a famished man
Who fortune could not save

Did you work upon the railroad
Did you rid the streets of crime
Were your dollars from the white house
Were they from the five and dime

Did the old songs taunt or cheer you
And did they still make you cry
Did you count the months and years
Or did your teardrops quickly dry

Ah, no, says he, 'twas not to be
On a coffin ship I came here
And I never even got so far
That they could change my name

Thousands are sailing
Across the western ocean
To a land of opportunity
That some of them will never see
Fortune prevailing
Across the western ocean
Their bellies full
Their spirits free
They'll break the chains of poverty
And they'll dance

In Manhattan's desert twilight
In the death of afternoon
We stepped hand in hand on Broadway
Like the first man on the moon

And "The Blackbird" broke the silence
As you whistled it so sweet
And in Brendan Behan's footsteps
I danced up and down the street

Then we said goodnight to Broadway
Giving it our best regards
Tipped our hats to Mister Cohan
Dear old Times Square's favorite bard

Then we raised a glass to JFK
And a dozen more besides
When I got back to my empty room
I suppose I must have cried

Thousands are sailing
Again across the ocean
Where the hand of opportunity
Draws tickets in a lottery
Postcards we're mailing
Of sky-blue skies and oceans
From rooms the daylight never sees
Where lights don't glow on Christmas trees
But we dance to the music
And we dance

Thousands are sailing
Across the western ocean
Where the hand of opportunity
Draws tickets in a lottery
Where e'er we go, we celebrate
The land that makes us refugees
From fear of Priests with empty plates
From guilt and weeping effigies
And we dance

viernes, 7 de agosto de 2009

En agosto, una cometa


El lugar quedaba a unos diez minutos del hotel, siempre que uno apretara el paso. En esto reflexionaba Alfredo a menudo, porque se daba cuenta de lo que las distancias complicaban las cosas. Imaginaba el calvario que para un turista cangrejo sería cubrir el camino desde el hotel al Mirador, a las cuatro de la tarde. Pero Alfredo era un chico atlético, y avanzó por el paseo a una velocidad varias veces superior a la que generaría un crustáceo.

Pasó junto a las tiendas para turistas, al acecho incluso a aquellas horas. Deslizó la mirada por los coloridos artículos en venta: toallas, gafas para el sol, revistas de pasatiempos, juguetes. Recordó que durante varios veranos él había intentado convencer a sus padres de que era absolutamente necesario para su correcta educación el ser poseedor de una cometa. Había visto una en la tienda de regalos de Luis, un hombre que parecía un mexicano bonachón y que siempre andaba leyendo libros sobre récords, hazañas deportivas y cosas así. La cometa, era una buena cometa, o eso le parecía a Alfredo. Azul, amarilla y verde, con una cuerda blanca, lucía sensacional. Cuando cumplió los diez, sus padres accedieron a invertir en la formación del hijo.

Al principio, la cometa no conseguía mantenerse más de un par de metros seguidos. Alfredo la trataba con tanta delicadeza que era imposible un vuelo regular. Su padre intentó hacerle mejorar la técnica, mas nada parecía cambiar. A la mañana siguiente Alfredo fue a pedirle consejo a Luis.

- ¿Sabes cuánto tiempo se puede hacer volar una cometa? El récord creo que lo tiene un ingeniero de la costa Oeste de los Estados Unidos, un tal Murphy. – Alcanzó un libro que tenía junto al mostrador, y buscó adelante y atrás.- Mira. Aquel tío mantuvo su cometa en el aire durante quince horas y catorce minutos. No vienen los segundos. Eso sí que es volar.
- Pero, Luis, usted sabrá cómo usar una cometa. Yo necesito una explicación.
- Claro, hijo, no te preocupes. – hizo un silencio, y continuó leyendo la información sobre el logro consignada en el libro. - ¡Vaya tela! Aquí dice que el tío tuvo que estar cuatro días sin moverse, por lo que le dolían los brazos y las piernas. ¿No te parece digno de ver?

- Por supuesto, Luis. – Intentó llevar la conversación a su terreno.

- ¿Cree que yo podré volar la cometa así algún día?

- No lo creo, hijo. Verás, para poder ser como esta gente hacen falta años enteros de preparación. Eso es lo que me gusta de ellos. Se entrenan durante años para el gran momento y nunca defraudan. – Luis pasó otra hoja de su volumen de hazañas con visible orgullo.- Aunque una vez leí el caso de un tipo que había practicado muchos años un truco de motocicleta. El tío era capaz de saltar sobre un montón de coches ardiendo, o helados, o enchufados a la corriente. Le daba igual. Pues bien, había llegado el gran día. Allí estaban los jueces, el público y todo aquello. El tipo se prepara y salta. Parece que lo va a conseguir, como siempre había hecho antes, pero justo a punto de llegar al suelo, algo toca la rueda trasera, el figura pierda el control y se va al suelo. – La mirada se le perdió entre una montaña de sombreros de paja y una torre de postales feísimas. – Aquel hombre sufrió el accidente más grave de su vida, precisamente el gran día. No volvió a caminar…En fin, así que no consigues hacer volar la cometa, ¿eh?

Los consejos de Luis, que llegaron tras el mencionado período de latencia, dieron resultado. Durante todo el verano, la familia disfrutó de la cometa tricolor. Luego fue guardada en un armario, hangar del que no ha vuelto a salir.

sábado, 1 de agosto de 2009

The Pacific

De los productores de "Hermanos de sangre", Tom Hanks y Steven Spielberg, llega la nueva miniserie de la HBO. Con un presupuesto de doscientos millones de machacantes (..de dólares), "The Pacific" se basa en las memorias de soldados Eugene Sledge y Robert Leckie, que lucharon contra los japoneses en la Segunda Guerra. La cosa tiene buena pinta, como todo lo que hace la HBO.

Bruce C. McKeena repite como guionista, después de "Hermanos de sangre". Para él serán cuatro de los diez capítulos de la miniserie. Destaca también la participación como asesor histórico de Hugo Ambrose, hijo de Stephen Ambrose, asesor en "Salvar al soldado Ryan" y escritor del libro "Band of brothers" (Ambrose, senior, murió en octubre de 2002 a consecuencia de un cáncer de pulmón).

Hasta ser deslumbrados con los seiscientos minutos de la miniserie, esperaremos viendo el trailer.

jueves, 30 de julio de 2009

826


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The great pretender

domingo, 26 de julio de 2009

Feliz Spacey

Supongo que le montarán una fiesta por todo lo alto. A la gente que gana dos Oscar y es nominada cinco veces al Globo de Oro, la suelen tratar así de bien. Seamos más modestos.

Hoy cumple cincuenta uno de los grandes actores de la dos últimas décadas: Kevin Spacey. En este establecimiento siempre hemos disfrutado con cintas suyas como (por orden de aparición) "Glengarry Glen Ross", "Seven", "Sospechosos habituales", "L.A. Confidential", American beauty", "El pez gordo", "K-Pax" o "Beyond the Sea". Incluso nos acordamos de él, trabajando como asesino profesional junto a la bella Joan Severance, en la desternillante "No me chilles que no te veo, allá por el año 88.

Pues bien, nuestro más agredecido homenaje a la trayectoria de este actor tan especial, que tanto nos gusta (les aseguro que el que firma se sabe unos cuantos monólogos suyos de memoria). Esta tarde iremos al bar, pediremos un Spacey, y bridaremos por el bueno de Kevin.

Mientras tanto, este montaje con algunas fotografías del de Nueva Jersey.


miércoles, 22 de julio de 2009

Las cenizas de Ángela


Frank McCourt nació en América. De padres irlandeses (el padre, del norte; la madre, de Limerick, en el Estado Libre Irlandés), vivió sus primeros años en Nueva York, pero se vio obligado a viajar a Irlanda cuando sus progenitores decidieron volver ante la incapacidad del cabeza de familia de encontrar trabajo, o de mantener uno más de tres días. Lo que vivió el joven Frank entonces y hasta que consiguió volver a América años después, forma "Las cenizas de Ángela", el libro que le valió la fama y el premio Pulitzer.

Las penurias, la rabia, la desesperación, el frío, la humedad y, sobre todo, el hambre, forman el día a día de una infancia que McCourt refleja sin odio ni rencor. No echa la culpa de su sufrimiento al alcoholismo de su padre, ni a las malas decisiones de su madre, ni a la frialdad de su abuela y sus tía. Se limita a contar los hechos, no a interpretarlos, y se permite muy pocas concesiones a la hora de decir qué habría sido mejor. El sólo dice: "así fueron las cosas", y lo hace con unas tintas cargadas de ironía y, en ciertos momentos, de esa añoranza que siente (aunque a veces pretenda negarlo) todo aquél que se aleja de su casa.

La infancia de Frank McCourt, llena de hambre, humedad, enfermedades, ratas, maestros más ocupados en castigar que en enseñar, curas que dominan a través del temor religioso y la represión... en fin, una infancia desgraciada, no difiere mucho de la que han vivido muchos niños, ahora ya ancianos, que se criaron en la Castilla de la posguerra. En definitiva, es esa infancia desgraciada que han padecido y siguen padeciendo a día de hoy miles de niños. McCourt es consciente de esto, de que otros han sufrido tanto o más que él, de que eso no le hace especial. Pero también es consciente de que, a pesar de ser una infancia terriblemente desgraciada, no de be olvidar. No para enterrarse en la amargura, sino para no olvidar nunca de dónde ha salido, quién es. No se trata de una novela amarga (aunque al leerla quizás a alguno se le salten las lágrimas), sino de un homenaje a los lugares donde se crió y a todas las personas que en su camino se cruzaron, conscientes o no, de que estaban representando un pequeño papel en la vida del que sería un gran novelista, como todas las personas que conocemos lo representan en la nuestra.

viernes, 17 de julio de 2009

jueves, 2 de julio de 2009

Fascinante percusión

Hace unos días caí en la cuenta de que me apasionan los percusionistas de las orquestas sinfónicas. A pesar de la belleza del conjunto, de la soberbia de los solistas, únicamente los ademanes del director compiten por captar mi atención con los percusionistas.

Estaba escuchando una pieza de Beethoven, y allí me tenían, mirando alelado al músico de los timbales, que seguía en silencio los compases con la cabeza. Y cuando llegaba su turno, atacaba con una determinación verdaderamente admirable. Elegante, preciso, paciente.

Al ir meditando sobre esta situación, recordé un cortometraje que pude ver en la 53º edición de SEMINCI: "El hombre de la nota". Les dejo el trailer que he encontrado en youtube. Si alguien consigue el corto entero, hágamelo saber.


lunes, 29 de junio de 2009

¡Vaya personajes! - V -



Quien en su momento me contara esta historia la ha vuelto a repetir a amistades comunes en varias ocasiones. En ninguna de ellas desveló el nombre de la persona implicada en tan dispar esperpento.

El hombre se iba a casar. Había invitado a mucha gente, amigos de siempre y algunos viejos compañeros. Entre estos últimos se encontraba un camarada de la mili, al que no había perdido la pista del todo, y que acudió sin dudarlo a la boda de su amigo.

Y llegó el día de la boda, y en el pueblo se encontraron el novio y su antigua amistad. En un momento determinado, el novio decide que, como aún es un poco pronto, lo más sensato sería invitar al amigo a tomar un anís.

Hacia el bar se encaminan, los dos con indumentaria de casamiento, para recordar viejas historias de la mili. Y entre te acuerdas cuando y calla, calla, a mi me lo vas a decir, anisete que va, anisete que viene.

Dicen que el novio nunca supo cuánto tiempo estuvo allí. Pero cuando le encontraron, estaba por los suelos con el camarada. Y la boda, desde luego, nunca llegó a celebrarse. Ni ese día, ni otra. La novia, como no podía ser de modo distinto, indignada, voló.

Aquel que perdiera la novia por irse de parranda, sigue aún hoy soltero. Si le preguntan por la historia, responde: "Anda que no le debo yo cosas al anís".

viernes, 26 de junio de 2009

Decía Don Santiago

"Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura. Urge, en efecto, cultivar intensa y perseverantemente los yermos de la tierra y del espíritu, salvando para la civilización y prosperidad nacionales todos los ríos que se pierden en la mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia."

Madrid, 14 de abril de 1927

S. Ramón y Cajal

[Texto manuscrito sobre la orla de la promoción 1921-1927 de Licenciados en Medicina por Valladolid, que se puede ver en la tercera planta de la Facultad de Medicina.]

martes, 23 de junio de 2009

El Palacio de la Luna

"El Palacio de la Luna"
Paul Auster, 1989

Una novela de aventuras. En "El Palacio de la Luna", la vida de M.S. Fogg va despertando y volviéndose a dormir a golpes de azar. Grandes incertidumbres de un adolescente, de un adulto, de un hombre de la Nueva York de los sesenta. Contar el argumento sería rozaría lo delictivo.

Todo sucede tan embebido por la suerte que la historia, en algunos momentos, deja de parecer real. O no. El lector tiene que decidir eso según pasan las páginas; casualidad, y otro encuentro fortuito. Pero sigue siendo verosímil.

Los párrafos están tan bien escritos que nada desentona, y el aspecto onírico de los nudos de la acción es el que, sencillamente, atrapa al lector, que continúa ávido por saber de la suerte de Fogg.

Auster cuenta muchísimas cosas en solo 300 páginas. Nada turba el ritmo, y al teminar queda la sensación de haber vivido algo esencial, raro. Como cuando se pasea por la avenida favorita en una tarde de niebla, al salir se obtiene un recuerdo vago, pero también la certeza de haber disfrutado de un acontecimiento irrepetible, sincero y extremadamente penetrante.

viernes, 19 de junio de 2009

824

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miércoles, 17 de junio de 2009

¡Que nos suben el tabaco!

Hay noticias que viajan a velocidades que no me atrevo ni a adjetivar. Me viene Luisete esta mañana, recién levantado. Que había escuchado en la radio que suben el tabaco. "¿Qué vas a hacer, Auggie?", me dice.

Como si uno pudiera hacer algo más que quejarse. Veinte céntimos la cajetilla más vendida. Bueno, diecinueve, para que no sea tan grande el efecto. ¡Qué poca vergüenza!

Soy poco amigo de los impuestos -como casi todos-, pero hoy me quejo por lo cutre de la decisión. El pobrecillo que lleva cuatro horas aguantando al jefe y que sale a la calle a fumarse un pitillo, a pagar más. Y que no se le ocurra usar un Zippo, que también suben la gasolina.

Ahora viene el Gobierno y, como esos atracadores de poca monta, te dice "¿me dejas diecinueve céntimos para coger el autobús, que no me llega?". ¡Que se compren un revolver y se vayan a asaltar a un camino!

Y como se les ocurra gastar mis impuestos en mal cine español, se van a enterar.

domingo, 14 de junio de 2009

150

Déjenme que lo celebre. Al menos para mí, es un orgullo haber compartido con los amigos del estanco 150 entradas. ¡Es estupendo!

Desde que decidiera abrir este negocio en la Red, hace ahora casi dos años, he disfrutado de las milas de palabras dadas y recibidas. Gracias les debo por los centenares de comentarios, audaces, honestos, agradecidos o quisquillosos. Los fumadores de historias han iluminado a quien escribe.

Creo que ha sido un tiempo bueno, donde hemos compartido a los grandes del Cine, de la Literatura o de la Música, pero donde sobre todo hemos llenado humo -de un humo bueno que no enferma, sino que sana- nuestras mañanas, tardes y noches junto al ordenador. Humo en forma de historias, o historias en forma de humo. Algunas inventadas, otras no. Algunas alegres, otras no. Siempre lanzadas en volutas a la Red, como señales indias a la espera de respuesta. Respuesta que ha llegado siempre de parte de los amigos del estanco, a quienes les doy de nuevo las gracias por seguirme.Apuesten a que el estanco se mantendrá abierto mucho tiempo.

Sláinte.

jueves, 11 de junio de 2009

Una más para la carretera

Destinada a convertirse en un clásico, "Cerbatana" es la nueva colaboración del gran Loquillo con el aquí desconocido Johnny Hallyday, y escuchándola uno no puede dejar de imaginarse en un Cadillac, con el horizonte como único punto de referencia y estos dos gigantes en el asiento de atrás, pasándose una botella de whisky, pitillo colgando del labio incluido.


domingo, 7 de junio de 2009

En la biblioteca

- ¿Qué hora es?
- ¿Quéee?
- La hora, la hora.
- Cinco treinta.
- Joder...
- ¿Quéee?
- Este maldito agujero. Estoy frito. Esta mierda...me tendría que haber dedicado a la fontanería. ¡Maldita universidad!
- Que no te entiendo, tío. Habla más alto.
- Como quieres que hable. Es una biblioteca.
- ¡Bah!


- Pssst. Piernas a tus 8.
- Está buena.
- ¿Está buena? ¿Eso es todo? Esa tía -esa tía maciza- es Amy Becker.
- Ni idea.
- Jimmy conoce al novio. Me ha contado que la saca fotos...ya sabes...desnuda y todo eso. Toda una cochina. ¿Qué te parece?
- Ya, te lo contó Jimmy. Exijo pruebas, amigo. Está J.R.R. Tolkien, y luego Jimmy.
- Venga, macho. ¿Tú la has mirado bien? Tiene que ser verdad a la fuerza.
- Exijo pruebas.
- Vete a la mierda.
- ¿Quéee?
- Jodido sordo...


jueves, 4 de junio de 2009

¡Vaya personajes! - IV -

Podemos hacer la prueba, y preguntarle a un primito de 6 años quién es mejor, un príncipe o un rey. Son de esas cosas que a uno le enseñan desde enano. ¡Pero esto es pasarse!

Estoy seguro de que El Rey, Elvis Aaron, hubiera mandado desterrar de su reino musical a este insólito personaje. Enrique Castellón Vargas, el Príncipe Gitano. Se atrevió con muchas cosas, incluso quiso torear. Mas lo de parodiar a Elvis -porque esto no es versionar, no se engañen-, eso no tiene perdón.

Vean, vean. Y escuchen al tiparraco. Lo etiqueto en "Música". ¡Qué afrenta! Espero sus comentarios. No habrá censura; que el Príncipe este hubiera pensado lo que hacía. ¡A cualquiera que se le cuente...!

lunes, 1 de junio de 2009

El síndrome de Richie Gecko

El personaje de Quentin Tarantino en "Abierto hasta el amanecer" ha dado nombre a una de las patologías psiquiátricas más frecuentes entre los jóvenes varones. Si recuerdan la película, Richie Gecko, antes de que sea muerto -por una extraña razón, tal vez el odio profesional, a Robert Rodriguez le encanta asesinar cinematográficamente a Tarantino-, Gecko, decía, padece precisamente la enfermedad que lleva su nombre: cree con convencimiento feroz que todas las mujeres le desean.

Seguro que todos conocemos personas que sufren esta afectación. ¿Quién no ha presenciado alguna vez la típica escena en que un grupo de amigos discute sobre a cuál de ellos ha mirado la rubia que acaba de pasar? Todos creen firmemente ser los destinatarios de la mirada, y normalmente ninguno acierta, pues la bella muchacha estuadiaba realmente al especímen musculoso y guapetón que el grupo de amigos tenía a la espalda. Estos jóvenes tenían alterado el juicio por estar aquejados de este síndrome.

Como digo, el síndrome de Richie Gecko está muy extendido. Se presenta tanto en forma aguda como crónica. Esta segunda ser suele acarrear graves perjuicios -y ningún beneficio, por supuesto- al paciente, que llega a sentirse el amo de cualquier situación a la que concurran mujeres hermosas. Y nunca es así, claro está.

Desde que el síndrome fuera descrito por el prestigioso psiquiatra Dr. Pérez Osorio, mucho se ha discutido sobre el tratamiento a seguir. Algunos creen que lo mejor es el método de ensayo y error. Los detractores de esta vía terapéutica opinan sin embargo que no se llega a nada cuando el paciente choca una y otra vez con la incomprensión de las hembras que sufren sus persecuciones incesantes. No obstante, los que así piensan no encuentran ningún otro método a este lado de la ley que procure un alivio del paciente.

Esperemos que ninguno de los lectores de este blog tenga los problemas de Richie...por su bien y por el de las señoritas.

jueves, 28 de mayo de 2009

Hay gente 'pa tó

Pues sí, como diría aquel. Y es que este tío, el tal Phillips, dice llevar 38 años tocando canciones a base de pedorretas con las manos. Observen la expresión de profesionalidad, el gesto serio de un hombre dedicado a un arte singular -y rara vez apreciado en toda su magnitud creativa-. La "performance" es igualmente exquisita: los altovoces del ordenador, el sofá, la horrible camisa cebreada, y la muñequera-micrófono que Phillips utiliza para recoger su música. En fin...y bien orgulloso que está.

domingo, 10 de mayo de 2009

Una clase de economía: el producto es lo que importa

The Wire, tercera temporada, primer capítulo. Perdón porque no esté en castellano.