Café, conversación...

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lunes, 29 de junio de 2009

¡Vaya personajes! - V -



Quien en su momento me contara esta historia la ha vuelto a repetir a amistades comunes en varias ocasiones. En ninguna de ellas desveló el nombre de la persona implicada en tan dispar esperpento.

El hombre se iba a casar. Había invitado a mucha gente, amigos de siempre y algunos viejos compañeros. Entre estos últimos se encontraba un camarada de la mili, al que no había perdido la pista del todo, y que acudió sin dudarlo a la boda de su amigo.

Y llegó el día de la boda, y en el pueblo se encontraron el novio y su antigua amistad. En un momento determinado, el novio decide que, como aún es un poco pronto, lo más sensato sería invitar al amigo a tomar un anís.

Hacia el bar se encaminan, los dos con indumentaria de casamiento, para recordar viejas historias de la mili. Y entre te acuerdas cuando y calla, calla, a mi me lo vas a decir, anisete que va, anisete que viene.

Dicen que el novio nunca supo cuánto tiempo estuvo allí. Pero cuando le encontraron, estaba por los suelos con el camarada. Y la boda, desde luego, nunca llegó a celebrarse. Ni ese día, ni otra. La novia, como no podía ser de modo distinto, indignada, voló.

Aquel que perdiera la novia por irse de parranda, sigue aún hoy soltero. Si le preguntan por la historia, responde: "Anda que no le debo yo cosas al anís".

viernes, 26 de junio de 2009

Decía Don Santiago

"Se ha dicho hartas veces que el problema de España es un problema de cultura. Urge, en efecto, cultivar intensa y perseverantemente los yermos de la tierra y del espíritu, salvando para la civilización y prosperidad nacionales todos los ríos que se pierden en la mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia."

Madrid, 14 de abril de 1927

S. Ramón y Cajal

[Texto manuscrito sobre la orla de la promoción 1921-1927 de Licenciados en Medicina por Valladolid, que se puede ver en la tercera planta de la Facultad de Medicina.]

martes, 23 de junio de 2009

El Palacio de la Luna

"El Palacio de la Luna"
Paul Auster, 1989

Una novela de aventuras. En "El Palacio de la Luna", la vida de M.S. Fogg va despertando y volviéndose a dormir a golpes de azar. Grandes incertidumbres de un adolescente, de un adulto, de un hombre de la Nueva York de los sesenta. Contar el argumento sería rozaría lo delictivo.

Todo sucede tan embebido por la suerte que la historia, en algunos momentos, deja de parecer real. O no. El lector tiene que decidir eso según pasan las páginas; casualidad, y otro encuentro fortuito. Pero sigue siendo verosímil.

Los párrafos están tan bien escritos que nada desentona, y el aspecto onírico de los nudos de la acción es el que, sencillamente, atrapa al lector, que continúa ávido por saber de la suerte de Fogg.

Auster cuenta muchísimas cosas en solo 300 páginas. Nada turba el ritmo, y al teminar queda la sensación de haber vivido algo esencial, raro. Como cuando se pasea por la avenida favorita en una tarde de niebla, al salir se obtiene un recuerdo vago, pero también la certeza de haber disfrutado de un acontecimiento irrepetible, sincero y extremadamente penetrante.

viernes, 19 de junio de 2009

824

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miércoles, 17 de junio de 2009

¡Que nos suben el tabaco!

Hay noticias que viajan a velocidades que no me atrevo ni a adjetivar. Me viene Luisete esta mañana, recién levantado. Que había escuchado en la radio que suben el tabaco. "¿Qué vas a hacer, Auggie?", me dice.

Como si uno pudiera hacer algo más que quejarse. Veinte céntimos la cajetilla más vendida. Bueno, diecinueve, para que no sea tan grande el efecto. ¡Qué poca vergüenza!

Soy poco amigo de los impuestos -como casi todos-, pero hoy me quejo por lo cutre de la decisión. El pobrecillo que lleva cuatro horas aguantando al jefe y que sale a la calle a fumarse un pitillo, a pagar más. Y que no se le ocurra usar un Zippo, que también suben la gasolina.

Ahora viene el Gobierno y, como esos atracadores de poca monta, te dice "¿me dejas diecinueve céntimos para coger el autobús, que no me llega?". ¡Que se compren un revolver y se vayan a asaltar a un camino!

Y como se les ocurra gastar mis impuestos en mal cine español, se van a enterar.

domingo, 14 de junio de 2009

150

Déjenme que lo celebre. Al menos para mí, es un orgullo haber compartido con los amigos del estanco 150 entradas. ¡Es estupendo!

Desde que decidiera abrir este negocio en la Red, hace ahora casi dos años, he disfrutado de las milas de palabras dadas y recibidas. Gracias les debo por los centenares de comentarios, audaces, honestos, agradecidos o quisquillosos. Los fumadores de historias han iluminado a quien escribe.

Creo que ha sido un tiempo bueno, donde hemos compartido a los grandes del Cine, de la Literatura o de la Música, pero donde sobre todo hemos llenado humo -de un humo bueno que no enferma, sino que sana- nuestras mañanas, tardes y noches junto al ordenador. Humo en forma de historias, o historias en forma de humo. Algunas inventadas, otras no. Algunas alegres, otras no. Siempre lanzadas en volutas a la Red, como señales indias a la espera de respuesta. Respuesta que ha llegado siempre de parte de los amigos del estanco, a quienes les doy de nuevo las gracias por seguirme.Apuesten a que el estanco se mantendrá abierto mucho tiempo.

Sláinte.

jueves, 11 de junio de 2009

Una más para la carretera

Destinada a convertirse en un clásico, "Cerbatana" es la nueva colaboración del gran Loquillo con el aquí desconocido Johnny Hallyday, y escuchándola uno no puede dejar de imaginarse en un Cadillac, con el horizonte como único punto de referencia y estos dos gigantes en el asiento de atrás, pasándose una botella de whisky, pitillo colgando del labio incluido.


domingo, 7 de junio de 2009

En la biblioteca

- ¿Qué hora es?
- ¿Quéee?
- La hora, la hora.
- Cinco treinta.
- Joder...
- ¿Quéee?
- Este maldito agujero. Estoy frito. Esta mierda...me tendría que haber dedicado a la fontanería. ¡Maldita universidad!
- Que no te entiendo, tío. Habla más alto.
- Como quieres que hable. Es una biblioteca.
- ¡Bah!


- Pssst. Piernas a tus 8.
- Está buena.
- ¿Está buena? ¿Eso es todo? Esa tía -esa tía maciza- es Amy Becker.
- Ni idea.
- Jimmy conoce al novio. Me ha contado que la saca fotos...ya sabes...desnuda y todo eso. Toda una cochina. ¿Qué te parece?
- Ya, te lo contó Jimmy. Exijo pruebas, amigo. Está J.R.R. Tolkien, y luego Jimmy.
- Venga, macho. ¿Tú la has mirado bien? Tiene que ser verdad a la fuerza.
- Exijo pruebas.
- Vete a la mierda.
- ¿Quéee?
- Jodido sordo...


jueves, 4 de junio de 2009

¡Vaya personajes! - IV -

Podemos hacer la prueba, y preguntarle a un primito de 6 años quién es mejor, un príncipe o un rey. Son de esas cosas que a uno le enseñan desde enano. ¡Pero esto es pasarse!

Estoy seguro de que El Rey, Elvis Aaron, hubiera mandado desterrar de su reino musical a este insólito personaje. Enrique Castellón Vargas, el Príncipe Gitano. Se atrevió con muchas cosas, incluso quiso torear. Mas lo de parodiar a Elvis -porque esto no es versionar, no se engañen-, eso no tiene perdón.

Vean, vean. Y escuchen al tiparraco. Lo etiqueto en "Música". ¡Qué afrenta! Espero sus comentarios. No habrá censura; que el Príncipe este hubiera pensado lo que hacía. ¡A cualquiera que se le cuente...!

lunes, 1 de junio de 2009

El síndrome de Richie Gecko

El personaje de Quentin Tarantino en "Abierto hasta el amanecer" ha dado nombre a una de las patologías psiquiátricas más frecuentes entre los jóvenes varones. Si recuerdan la película, Richie Gecko, antes de que sea muerto -por una extraña razón, tal vez el odio profesional, a Robert Rodriguez le encanta asesinar cinematográficamente a Tarantino-, Gecko, decía, padece precisamente la enfermedad que lleva su nombre: cree con convencimiento feroz que todas las mujeres le desean.

Seguro que todos conocemos personas que sufren esta afectación. ¿Quién no ha presenciado alguna vez la típica escena en que un grupo de amigos discute sobre a cuál de ellos ha mirado la rubia que acaba de pasar? Todos creen firmemente ser los destinatarios de la mirada, y normalmente ninguno acierta, pues la bella muchacha estuadiaba realmente al especímen musculoso y guapetón que el grupo de amigos tenía a la espalda. Estos jóvenes tenían alterado el juicio por estar aquejados de este síndrome.

Como digo, el síndrome de Richie Gecko está muy extendido. Se presenta tanto en forma aguda como crónica. Esta segunda ser suele acarrear graves perjuicios -y ningún beneficio, por supuesto- al paciente, que llega a sentirse el amo de cualquier situación a la que concurran mujeres hermosas. Y nunca es así, claro está.

Desde que el síndrome fuera descrito por el prestigioso psiquiatra Dr. Pérez Osorio, mucho se ha discutido sobre el tratamiento a seguir. Algunos creen que lo mejor es el método de ensayo y error. Los detractores de esta vía terapéutica opinan sin embargo que no se llega a nada cuando el paciente choca una y otra vez con la incomprensión de las hembras que sufren sus persecuciones incesantes. No obstante, los que así piensan no encuentran ningún otro método a este lado de la ley que procure un alivio del paciente.

Esperemos que ninguno de los lectores de este blog tenga los problemas de Richie...por su bien y por el de las señoritas.