Café, conversación...

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lunes, 24 de diciembre de 2007

Noche de Paz


Agarraba su fusil como si fuera lo único que le quedaba en este mundo. Eso y la andrajosa manta con la que cubría sus hombros sentado en aquella trinchera sobre el barro helado en medio de otro centenar de muchachos que miraban hacia el infinito, añorando su hogar con la misma intensidad que él.

Una mano le tendió un paquete de cigarrillos desde la oscuridad y tomó uno. Lo encendió, cubriendo el fósforo con la cuenca de la mano y se llenó los pulmones de humo, sintiendo como el calor le inundaba paulatinamente por dentro. Se recostó y contempló las estrellas y aún se preguntaba de qué estaban hechas cuando notó que le daban un codazo.

Mira eso.

Se alzó y asomó su cabeza por el borde la trinchera y pudo ver aquel espectáculo. Decenas de velas enfrente, farolas iluminando el camino a ninguna parte, dejando al descubierto a las tropas alemanas, algunos de ellos sujetando árboles esperpénticos por encima de sus cabezas.

Cargó su fusil y apuntó, listo para disparar. Por el rabillo del ojo advirtió que muchos de sus compañeros habían hecho lo mismo. Todavía no le había dado tiempo a pensar qué ocurría cuando desde la línea de velas le llegó el rumor de voces cantando, cada vez más alto.

Entonces bajó su arma y el resto de soldados hicieron lo mismo. Todos se revolvieron inquietos y entre los hombres corrió la orden de que se necesitaban dos voluntarios.

Arrojó el fusil a un lado y saltó por encima de la trinchera. A su izquierda, otro hombre le siguió. Miró hacia delante y vio a dos alemanes que habían salido, ambos con las manos en la cabeza. Les imitó y comenzó a andar, las piernas flojeándole por momentos. Caminó hasta estar cara a cara con los alemanes, esperando oír de un momento a otro el tableteo de una ametralladora y los ruidos de muerte de los anteriores días, pero no se oía nada. Los cuatro se quedaron mirándose, sin saber que hacer, sus temores y el deseo de dejarlos atrás reflejados en los ojos del hasta entonces enemigo. Comprendieron, y cuatro manos avanzaron y se estrecharon.

El resto de soldados salieron de sus posiciones y andaron hasta donde estaban ellos y les imitaron.

Hicieron fuegos y se sentaron alrededor. Hablaron de sus hogares, se mostraron fotografías de sus familias e intercambiaron regalos.

Por una noche, la guerra había terminado.



(El 24 de diciembre de 1914, soldados alemanes y británicos celebraron la NocheBuena en pleno frente durante la Primera Guerra Mundial, en uno de los hechos más memorables de la historia militar)

sábado, 22 de diciembre de 2007

Final alternativo para "El Principito"

Un desierto típico. Con sus dunas, su Sol abrasador y un avión de principios del s. XX destartalado sobre la arena. Tiene la tapa del motor abierta. El protagonista del libro (que es el dueño del avión) está intentando arreglarlo como si fuera el capó de su coche. Lleva unos pantalones de pinzas, una camiseta negra, un pañuelo, pelo revuelto y un cigarrillo entre los dientes. Aunque en la novela de Antoine de Saint-Exuperi no lo dice, responde al nombre de HERODES. A su lado está el “PRINCIPITO”. Un chaval de unos diez años vestido como Michael Jackson en la portada del “History; past, future and present”, pero con un sable colgado del cinturón. Del interior del aeroplano suena, como si fuera un gramófono cascado, una canción setentera de rock duro; Molly Hatchet – Beatin´ the Odds. Estará sonando durante toda la escena.

HERODES: Pues esto parece que ya está…
PRINCIPITO: No irás a dejarme aquí…
HERODES: Si te parece me quedo aquí en el puto desierto…
PRINCIPITO: (a punto de cogerse una rabieta pueril) Jo… ¡Pero todavía no me has dibujado el corderito!

Herodes no contesta. Echa una calada a su cigarrillo y vuelve a su trabajo. El principito pega una patada rabiosa al avión. El hombre se vuelve hacia el crío muy cabreado.

HERODES: ¿Pero quieres dejarme en paz, chaval?
PRINCIPITO: ¡Quiero que me pintes un corderito!
HERODES: Vamos a ver, chaval, me estás cabreando ya… búscate amigos… o unos padres…
PRINCIPITO: ¡Estoy en el desierto! ¡Eres el único…!

Herodes pasa del crío. Se da la vuelta otra vez para terminar de arreglar su avión. El chico al ver que no le hace ni puto caso agita un poco al aviador. Casi se le cae el cigarrillo de la boca pero lo coge al vuelo. Está ya por la mitad. Echa una calada larga y mientras suelta el humo dice:

HERODES: No te voy a dibujar el puto corderito, eres más ñoño que un jodido póster neocatecumenal ¿Me entiendes?

El principito se pone realmente furioso, se acerca al motor para intentar romperlo. El aviador le coge de los hombres y le empuja con fuerza hacia atrás tirándolo a la arena. Echa la última calada y tira el cigarrillo a la arena. El niño desde el suelo le sigue increpando:

PRINCIPITO: ¡Soy un príncipe! ¡Tienes que obedecerme!

Como si hubiera pronunciado unas palabras mágicas, el aviador pasa del mero pasotismo de antes a la furia carolingia (que es una furia de las de aúpa)

HERODES: Llevo una automática en el avión ¡Te advierto que como sigas tocándome los cojones te reviento!

El principito se levanta como alma que lleva el diablo y le hace un placaje al aviador que se empotra contra su avión haciendo que se balancee ligeramente. Forcejean un poco pero, lógicamente Herodes es más fuerte y logra empujarle aunque esta vez, no le tira al suelo. Entonces el principito desenvaina su sable y lo esgrime contra el hombre que logra esquivar los dos primeros golpes.

HERODES: Acabas de cagarla, chaval…

Rápidamente, Herodes mete un brazo en la cabina de conducción del avión y saca una automática. Antes de que el principito pueda reaccionar le dispara en la rodilla izquierda. El crío cae al suelo dolorido.

HERODES: ¡Venga! ¡Dibújame un corderito ahora! ¡Ten cojones!
PRINCIPITO: (retorciéndose de dolor y sollozando) ¡Eres un hongo! ¡Eres un hongo!...
HERODES: ¡Pídeme que dibuje un corderito!
PRINCIPITO: No que me vuelves a disparar…

Herodes revienta de otro tiro la rodilla derecha del chico que no para de aullar de dolor. Se enciende otro cigarrillo. De repente aparece EL REY, que cree gobernar todas las estrellas y que todos son sus súbditos.

REY: Hedddodezzz!!! Te odddddeno que padddezz!

Sin pensárselo dos veces, Herodes le suelta un disparo certero. Lleva el cigarrillo en la boca y no lo dejará durante el resto de la escena. El Rey cae fulminado dejando un reguero de sangre. El principito lo mira desencajado. De repente para de gritar. El aviador vuelve a su motor. Termina de apretar una tuerca y empiezan a dar vueltas las hélices del avión.

PRINCIPITO: (con un hilillo de voces) No te vayas… llévame contigo…

Herodes acerca la pistola a la cabeza del Principito y sin pensárselo dos veces, aprieta el gatillo.

HERODES: (torciendo la boca para no tirar el cigarrillo) Dibújame un corderito ahora…

Sube a su avión y se marcha.


viernes, 21 de diciembre de 2007

Derrota




Si guardas en tu puesto, la cabeza tranquila,cuando todo a tu lado es cabeza perdida.Si tienes en ti mismo una fe que te niegan y no desprecias nunca, las dudas que ellos tengan.


Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera. Si engañado, no engañas, si no buscas mas odio, que el odio que te tengan...


Si eres bueno y no finges ser mejor de lo que eres, si al hablar no exageras lo que sabes y quieres.Si sueñas, y los sueños no te hacen su esclavo.Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.


Si tropiezas el triunfo, si llega tu derrota,y a los dos impostores les tratas de igual forma.Si logras que se sepa la verdad que has hablado,a pesar del sofismo del orbe encanallado.


Si vuelves al comienzo de la obra perdida,aunque esta obra sea la de toda tu vida.Si arriesgas en un golpe y lleno de alegría,tus ganancias de siempre, a la suerte de un día,y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,sin decir nada a nadie de lo que es y lo que era.


Si logras que tus nervios y el corazón te asistan,aun después de su fuga, de tu cuerpo en fatiga,y se agarren contigo cuando no quede nada,porque tu lo deseas y lo quieres, y mandas.


Si hablas con el pueblo y guardas tu virtud.Si marchas junto a reyes con tu paso y tu luz.Si nadie que te hiera, llegue a hacerte la herida,Si todos te reclaman y ninguno te precisa.


Si llenas un minuto envidiable y cierto,de sesenta segundos que te lleven al cielo....Todo lo de esta tierra, será de tu dominio,y mucho mas aún,serás hombre, hijo mío.




"Rudyard Kipling"

(Foto: 7 de diciembre de 1970, combate entre Mohamed Ali y Ringo Bonavena en el Madison Square Garden, con victoria para el primero por KO en el último asalto)

domingo, 9 de diciembre de 2007

9 de diciembre

Las horas no eran las adecuadas, tal vez demasiado pronto, pero decidí entrar esperando que allí estuviera ya, disfrutando de su eterno bourbon, el mejor clarinete de la ciudad. Las chicas se agolpaban a la entrada, dejando una hendidura de labios por la que colarse en el establecimiento. Requisé con la mirada la mezcla de humo y brandy del ambiente, y continué hasta el cuarto reservado, justo antes de la vieja mesa de billar.

- No te esperaba aquí esta noche.

- ¿Cómo va Steve? -mi amigo estaba sentado, casi tumbado, y más que sorpresa yo diría que mi reciente aparición le había incomodado. - Te he traído algo.

Extendí sobre la mesa una caja de cartón, de las que se usan para envíos postales. Un sorbo, un rápido movimiento de manos, la caja en sus rodillas ya abierta.

- ¿Qué cojones es esto? Un puñetero sombrero. ¿De dónde lo has sacado?

- Se lo quité a Bobby "el tintas" durante un registro en el este. Pensé que te gustaría como regalo de cumpleaños. Al fin y al cabo, los mentirosos, los magos, tenemos que tener a punto el último truco, y qué mejor que un sombrero.

-Sabes muy bien que odio que me toquen los que cuelgan. Y cada año apareces tú con tus gilipolleces. -hizo una pausa, mientras examinaba una fina etiqueta en el interior del sombrero.- Oye, John...gracias de todas formas. Es un cacharro estupendo.

- Anda, invítame a un whisky y estamos en paz.

---Feliz cumpleaños, Auggie---

viernes, 7 de diciembre de 2007

Complete Clapton



Para enterarse, aquí: http://es.youtube.com/watch?v=DXeXd74_8dA

Gracias


sábado, 1 de diciembre de 2007

Spiderman existe...

... Vive en Brasil y tiene cinco años. Su nombre es Riquelme, pero volverá la vista igualmente si le llamas “Spiderman”, el nombre que se ha ganado a pulso al convertirse en un héroe de los de verdad. Y con solo cinco veranos y un par de pelotas.

Una madre lloraba al ver su casa en llamas. Su hijo de 22 meses estaba dentro y para cuando llegaran los bomberos ya habría muerto pasto de las llamas. Fue entonces cuando apareció Riquelme, camiseta de Spiderman en ristre y la dijo: "¡No llores, no grites, yo la rescataré!" No la dejó tiempo para reaccionar. Cuando se quiso dar cuenta, el retaco de cinco años estaba con el bebé entre sus brazos. Los bomberos decían, horas después, que aquello había sido una operación de alto riesgo. De esas que sólo es capaz de hacer un profesional, y con dificultad. Pero a veces, el hábito hace al monje, y el joven Spiderman nos demostró a todos que los cojones de un hombre son el arma más valiosa del mundo. Y que quien diga que los seres humanos somos malos por naturaleza no tiene ni puta idea. Quizás un poco “hijos de puta” pero que todos tenemos un Riquelme dentro, y sólo hacen falta pelotas para sacarlo fuera.

Desde ahora, cada vez que lea un cómic de Spiderman pensaré en ese crío. Dice que de mayor quiere ser bombero y no sé si será alguna de esas ideas que con el tiempo y la madurez van cambiando. Lo que está claro es que sea lo que sea, llegará lejos. Tiene pelotas.