Café, conversación...

miércoles, 31 de diciembre de 2008
lunes, 29 de diciembre de 2008
Querido Auggie

sábado, 27 de diciembre de 2008
La sala número seis - Anton Chejov

Un pequeño hospital, en una pequeña ciudad a doscientas verstas del ferrocarril. Uno de los pabellones, el de los enfermos mentales. Tiene aspecto de cárcel y todos lo conocen como la sala número seis. Al cargo de la institución está el doctor Andrei Efímich Raguin, una persona de modales reposados, que ha sido vencido por la inmoralidad y la suciedad del hospital:
“En las salas, pasillos y patio del hospital, el hedor era tal, que resultaba difícil respirar. Los mozos, las enfermeras y sus hijos dormían en las mismas salas que los enfermos. Se quejaban de que las cucarachas, las chinches y los ratones les hacían la vida imposible. En la sección de cirugía era imposible acabar con la erisipela. Para todo el hospital no había más que dos bisturíes, no disponían ni de un solo termómetro y las bañeras servían para guardar patatas.”
Así, ante esta imagen, el médico comienza a plantearse si es conveniente preocuparse por mejorar las cosas. Decide que no, y busca refugio en la soledad de su despacho, en los libros de filosofía, en la cerveza y el vodka. Crea una cosmovisión especialmente diseñada para justificar su trabajo en el hospital: no importa lo que suceda, ni que la gente sufra, porque todos moriremos, tarde o temprano. Lo único que les queda a los hombres es un pensamiento, su capacidad de discurrir con sensatez qué es la vida. Pero un día, y de forma casual, el doctor entra en la sala número seis, donde uno de los internos llama poderosamente su atención y su conversación. Entre la estúpida y vulgar gente de la ciudad, el médico acaba de encontrar a un loco que le resulta interesante por su capacidad de raciocinio. Dice el médico:
“Usted es un hombre que sabe pensar. En cualquier situación, puede encontrar tranquilidad en sí mismo. El pensamiento libre y profundo, que aspira a comprender la vida, y el desprecio total a la estúpida vanidad del mundo, son los dos bienes supremos que el hombre conoce. Y usted puede poseerlos aunque viva detrás de tres rejas.”
Las visitas al pabellón son cada vez más frecuentes, a pesar de lo diferentes que son las posturas de uno y de otro. En el hospital y en la ciudad todos comienzan a juzgar sospechoso el comportamiento del médico. Lo que ocurre a continuación es la paulatina destrucción de todo su sistema filosófico.
Un relato breve, en los que era maestro el ruso Chejov. “No se puede seguir viviendo así”, como en otro relato escribiese. La derrota de un ser humano puesto contra las cuerdas por su propia inteligencia, de la evasiva inventada para sobrevivir en aquel hostil escenario; y por un loco, al que al final confesará lo que quizá siempre creyese: “Nada, nada es posible. Somos débiles, querido... Yo me mostraba indiferente, razonaba con buen ánimo y sensatez, pero, desde que la vida ha puesto en mí su mano grosera, me siento decaído... sumido en la postración... Somos débiles, no valemos para nada ...” Grandes ideas, necesarias para que los hombres puedan vivir, pero que han de verse explicitadas en un modo de vida, en una forma de hacer las cosas, porque el gusto por lo bello no es suficiente.
jueves, 25 de diciembre de 2008
El cuento de Navidad de Auggie Wren
lunes, 22 de diciembre de 2008
El color del dinero

TITULO ORIGINAL: The Color of Money
AÑO: 1986
DURACIÓN: 117 min
PAÍS: EE.UU.
DIRECTOR: Martin Scorsese
GUIÓN: Richard Price (Novela: Walter Tevis)
MÚSICA: Robbie Robertson
FOTOGRAFÍA: Michael Ballhaus
REPARTO: Paul Newman, Tom Cruise, Mary Elizabeth Mastrantonio, John Turturro, Helen Shaver, Forest Whitaker, Bill Cobbs, Keith McCready
PRODUCTORA: Touchstone Pictures / Silver Screen Partners II
viernes, 19 de diciembre de 2008
¡Feliz Navidad!
Lo prometido es deuda. Queridos amigos, aquí está mi tarjeta de Navidad para todos vosotros, una tontería de vídeo que os he montado. Como me dijo el bueno de Agustín, que tengáis un 2009 de humo, para que siempre vayáis subiendo. ¡Feliz Navidad!
martes, 16 de diciembre de 2008
¡Vaya personajes! - III -

domingo, 14 de diciembre de 2008
Póker

viernes, 12 de diciembre de 2008
Tarjetas de Navidad

Apenas llevamos dos semanas de mes y ya he recibido una docena. La mayoría son de los proveedores, compañías de tabaco y de accesorios para el fumador. Esas, por supuesto, van directas a la basura. Ni una palabra amable en todo el año y ahora me desean Felices Fiestas. ¡Anda ya!
Pero luego están las que envían los buenos amigos. Esas cuentan grandes historias, deslizan emociones y hablan, en unas poquitas líneas, de todo un año de marrones y días de suerte. Me gusta abrirlas mientras tomo café, y siempre dejo una o dos para el día siguiente, por si no llegaran más. Ya es costumbre comprar veinte o treinta tarjetas nada más empezar el mes, y así tengo siempre reservas para contestar, entre cliente y cliente. Es de lo poco que me gusta de la Navidad.
De todas formas, es que tengo grandes amigos, y así cualquiera es feliz, sea el mes que sea. Se me ocurrió hablarles sobre las tarjetas porque ayer mismo entró un cliente, Agustín, un señor ya mayor, de sesenta y tantos, con un paquetito envuelto con motivos navideños. Me tendío el artefacto y lo abrí. Era un enorme tarjetón que había hecho con una caja de puros que yo mismo le había vendido. La había decorado con recortes de periódico y lentejuelas, o yo qué sé. Había dibujado una cajetilla de 'Lucky' y un cenicero con un pitillo encendido y al lado, la mejor dedicatoria que he leído en mucho tiempo:
"Por un año de humo: siempre subiendo, Auggie"
Una gozada. De inmediato hice un hueco en el mostrador, y ahí se va a quedar, para darme ánimos.
A mis amigos de este blog también quiero regalarles una tarjeta de Navidad. Estoy preparándola. No sean impacientes.
martes, 9 de diciembre de 2008
domingo, 7 de diciembre de 2008
¡Vaya personajes! - II -

jueves, 4 de diciembre de 2008
Looking for Richard

FICHA TÉCNICA:
Aunque yo no calificaría esta película como "Apta para todos los públicos", lo cierto es que "Looking for Richard" es una de esas rarezas que encumbran al cine a lo más alto de la creación artística, pero a base de sacrificar a conciencia cualquier pretensión comercial.
miércoles, 3 de diciembre de 2008
823

lunes, 1 de diciembre de 2008
¡Vaya personajes! - I -


sábado, 29 de noviembre de 2008
El hombre de Chinatown

- La vida no es como tus novelas.
Llevada a la gran pantalla en 1982 de la mano de Francis Ford Coppola, y dirigida por Wim Wenders, “Hammett” (o “El hombre de Chinatown”, como fue traducida), cuenta lo que podría ser una más de las historias del escritor de novela negra Samuel Dashiell Hammett. La diferencia: ahora él es protagonista.
FICHA TÉCNICA:
TITULO ORIGINAL: Hammett.
AÑO: 1982.
DURACIÓN: 97 min.
PAÍS: Estados Unidos.
DIRECTOR Wim Wenders.
GUIÓN: Ross Thomas & Dennis O'Flaherty (Novela: Joe Gores)
MÚSICA:John Barry.
FOTOGRAFÍA: Joseph F. Biroc & Philip H. Lathrop
REPARTO: Frederic Forrest, Peter Boyle, Marilu Henner, Roy Kinnear, Lydia Lei, Elisha Cook, RG Armstrong, Richard Bradford, Sylvia Sidney, Samuel Fuller, Ross Thomas
PRODUCTORA: Zoetrope Studios
miércoles, 26 de noviembre de 2008
El agente del gran Bob II (Una historia de Hollywood)

domingo, 23 de noviembre de 2008
El último golpe

TITULO ORIGINAL: Heist
AÑO: 2001
DURACIÓN: 107 min.
DIRECTOR:David Mamet
GUIÓN: David Mamet
MÚSICA: Theodore Shapiro
FOTOGRAFÍA: Robert Elswit
REPARTO: Gene Hackman, Danny DeVito, Delroy Lindo, Sam Rockwell, Ricky Jay, Rebecca Pidgeon, Patti Lupone
PRODUCTORA: Warner Bros. Pictures
jueves, 20 de noviembre de 2008
"¿Lloras por haberte vendido a Hollywood? Tú no eres el puto Faulkner"

lunes, 17 de noviembre de 2008
Con el vaso medio vacío

viernes, 14 de noviembre de 2008
El agente del gran Bob (Una historia de Hollywood)

miércoles, 12 de noviembre de 2008
Ingresó cadáver

lunes, 10 de noviembre de 2008
El tres es un buen número

Me pasé las primeras horas examinando a Pádules, que estaba a menos de un paso frente a mí. Ni él me quitaba ojo ni yo bajaba la mirada. En algún momento le echaría huevos y lo mataría. De hecho ya tenía la mano preparada en el mango del machete. Ahora bien ¿Cuándo debía hacerlo? Cualquier instante era igual que el anterior.
Respiré, apreté el puño que tenía libre y le escupí a la cara. Eso me hizo ganar unas décimas de segundo en las que Pádules estaba desconcertado. Para cuando se había quitado mi lapo ya estaba encima de él con mi hoja en su gaznate. Me daba asco estar tan cerca de él y sólo quería cargármelo. Le tapé la boca para evitar que chillara y miré alrededor para asegurarme de que Robledo seguía dormido. Era el momento. Sin embargo el maricón no tenía miedo. Es más, parecía que me estaba chuleando. Ni siquiera hacía un mínimo de fuerza para evitar mi machete.
Por un lado me estaba poniendo de muy mala hostia. Por el otro me picaba la curiosidad ¿Cómo puede estar tan campante un tío al que me voy a cargar? Por un momento llegué a pensar que había puesto el filo del revés o que alguien me apuntaba. Volví a mirar a mi alrededor y todo seguía tal cual estaba antes. El cabrón de Pádules seguía como si nada. Entonces le quité la mano de la boca:
- ¿Qué cojones te pasa?
- Que no me vas a matar, eso me pasa, que como me rajes media, mañana te matará el nacional, y si no lo hace él, el resto de la división te terminará encontrando… me necesitas, capullo, me necesitas más que a tu polla para salir de aquí.
Ese hijo de puta tenía razón. Tres es un buen número. Porque Robledo podría llegar sin mí hasta la guita. Y sin Pádules yo era un estorbo fácil de eliminar para él. Así que necesitábamos ser dos parásitos en el reparto del dinero para poder hacerle frente al nacional, que en el fondo era el único realmente autosuficiente. Conclusión; que estábamos bien siendo los que éramos y que lo mejor que podíamos hacer era aprovechar las pocas horas que quedaban antes de amanecer para dormir.
sábado, 8 de noviembre de 2008
Triste, solitario y final

miércoles, 5 de noviembre de 2008
De Sergio Leone a "Camela"

PRECAUCIÓN: El siguiente vídeo musical ("Cuando zarpa el amor" - Camela) no es apto para todos los públicos.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Holmes: progreso por vía parenteral
"Sherlock Holmes extrajo un frasco de un anaquel y la jeringa hipodérmica de su estuche. Con sus dedos largos, blancos y nerviosos, ajustó la delicada aguja y se enrolló la manga izquierda de su camisa. Durante un momento sus ojos se apoyaron pensativamente en su brazo nervudo, lleno de manchas y con innumerables cicatrices, causadas por las frecuentes inyecciones. Finalmente se introdujo la aguja delgada, presionó el pequeño pistón, se la sacó, y se dejó caer en un sillón forrado de terciopelo, con un profundo suspiro de satisfacción.
Tres veces al día, durante muchos meses, había sido yo testigo de este espectáculo, pero, a pesar de ello, no me resignaba a seguir viéndolo. Por el contrario, día con día me sentía más irritado a su vista. (...) aquella tarde, sea a causa del vino que había tomado en el almuerzo, o a la exasperación que me produjo su actitud exageradamente deliberada, sentí que no podía resistir más tiempo.
-¿Qué es ahora? -pregunté-. ¿Morfina o cocaína?
Levantó los ojos lánguidamente del viejo volumen recubierto de negro que había abierto.
-Es cocaína -me dijo-, una solución al 7 por ciento. ¿Quiere usted probarla?
-No, gracias -contesté por brusquedad-. (...)
-Quizá tenga razón, Watson -dijo-. Supongo que la cocaína es perjudicial. Sin embargo, la he encontrado tan estimulante y benéfica para la mente, que su acción secundaria carece de importancia para mí.
-¡Pero, considere usted las consecuencias! -dije con pesar-. ¡Calcule lo que va a costarle a la larga! Su cerebro puede ser despertado y excitado como usted dice, pero mediante un proceso patológico y morboso, que entraña un creciente cambio de los tejidos y puede producir una debilidad mental permanente. (...)
-Mi mente -dijo- se rebela a estar ociosa. Déme problemas, déme trabajo, déme el más complicado de los criptogramas, o el análisis más intrincado, y me sentiré en mi atmósfera natural. Entonces puedo pasármela sin estimulantes artificiales. Pero aborrezco la rutina monótona de la existencia. Tengo hambre de exaltación mental. Por eso he escogido esta profesión particular... o más bien, la he creado... porque soy el único en el mundo que la practica."
"El signo de los cuatro", Sir Arthur Conan Doyle
sábado, 1 de noviembre de 2008
El oro de Punta Carchuna

La mayoría de los niños de Punta Carchuna eran hijos de algún cura. Por esa zona el clero se había llegado a arrogar algo así como un “derecho de pernada” eclesial y la iglesia contaba con riquezas incalculables fruto de años de expolio a placer. Después llegó la república y rodaron cabezas. La masa se alzó contra los meapilas cabrones y les cortaron la polla a todos, literalmente.
El oro expoliado fue devuelto al pueblo o, dicho de otra forma, trasladado al ayuntamiento. Con la guerra llegaron los anarquistas y volvieron a mover las riquezas a la iglesia, que habían convertido en una casa de putas. Si el plan de Robledo funcionaba seríamos tres desertores ricos viviendo en Argentina. Aunque tomar un pueblo no era fácil.
Por otro lado no dejaba de darme vueltas en la cabeza la idea de cómo repartir el tesoro. Había suficiente para dos ex – republicanos y un ex – nacional pero ¿Realmente era necesario contar con Pádules? Era mi compañero de sección. Nunca supe si era rojo por convicción o por circunstancias. Lo cierto es que de estar en tiempos de paz, no se le habría dejado entrar en el Partido Comunista. No tenía mujer conocida y sí bastantes rumores a sus espaldas que confirmaban que era un bujarra. El problema es que estábamos en guerra y en esos momentos no importa si eres un enfermo mental con tal de que sepas matar fascistas.
Tendría unos veinte años, delgadito, bajito, con manos de pianista, pelo oscuro y mirada de desviado. Ahora que habíamos salido de la contienda no era más que un estorbo a la hora de repartir el botín. Porque Robledo era necesario para guiarme hasta la guita pero ¿Para qué me hacía falta un maricón? Definitivamente Pádules debía morir.
jueves, 30 de octubre de 2008
Hay rubias y rubias

miércoles, 29 de octubre de 2008
Putas, alcohol y libertad

Nos veía la cara de resentimientos mientras le conducíamos a algún olivar en las afueras del pueblo donde le habíamos capturado, en la provincia de Granada. Era verano del 37 y el Sol apretaba aunque fuera de noche. De Robledo solo sabía que se había cargado a varios de mis compañeros pero nunca le había visto actuar. Borracho, bajito, de mirada hundida, extremidades arqueadas y piel morena; me costaba pensar que alguien así pudiera sostener un fusil.
Era tan enclenque que en mitad del camino se cayó. Fúnez, el hombre cuyo trabajo era vigilarnos, no pudo reprimirse y se lió a patadas con ese despojo. De ahí pasó a puñetazos, lapos y posteriormente cortes con su navaja. Estaba dispuesto a matarlo ahí mismo y a todos nos parecía bien. Odiábamos a los nacionales tanto como a nuestro comisario político. También nos odiábamos entre nosotros. En general odiábamos todo.
En un clímax de sadismo, Fúnez cortó la mordaza de Robledo para escucharle gritar. Estoy seguro de que se le ponía dura cuando escuchaba sus gemidos. Y fue un error. Porque aquel carlista hijo de puta aprovechó que podía hablar para convencernos de que debíamos indultarle. Sus argumentos eran de peso; la promesa de putas, dinero y libertad si le seguíamos.
Excepto Fúnez, nadie tuvo reparos en unirse a la causa de aquel tipo; mucho más justa, apetecible y realista que la de los republicanos o los nacionales. Ante las críticas de nuestro comisario político, evitamos gastar balas. Le hundimos la cara en el barro hasta ahogarlo y nos aseguramos de que moría cuando después de seccionarle las orejas y quitarle todo lo que llevaba encima no se quejó.
Cinco minutos después desertábamos dos republicanos y un nacional para luchar por el valor más supremo; el interés propio.
martes, 28 de octubre de 2008
La prueba de fuego
sábado, 25 de octubre de 2008
Cuando el antro sagrado cierra
