Café, conversación...

Café, conversación...

lunes, 29 de junio de 2009

¡Vaya personajes! - V -



Quien en su momento me contara esta historia la ha vuelto a repetir a amistades comunes en varias ocasiones. En ninguna de ellas desveló el nombre de la persona implicada en tan dispar esperpento.

El hombre se iba a casar. Había invitado a mucha gente, amigos de siempre y algunos viejos compañeros. Entre estos últimos se encontraba un camarada de la mili, al que no había perdido la pista del todo, y que acudió sin dudarlo a la boda de su amigo.

Y llegó el día de la boda, y en el pueblo se encontraron el novio y su antigua amistad. En un momento determinado, el novio decide que, como aún es un poco pronto, lo más sensato sería invitar al amigo a tomar un anís.

Hacia el bar se encaminan, los dos con indumentaria de casamiento, para recordar viejas historias de la mili. Y entre te acuerdas cuando y calla, calla, a mi me lo vas a decir, anisete que va, anisete que viene.

Dicen que el novio nunca supo cuánto tiempo estuvo allí. Pero cuando le encontraron, estaba por los suelos con el camarada. Y la boda, desde luego, nunca llegó a celebrarse. Ni ese día, ni otra. La novia, como no podía ser de modo distinto, indignada, voló.

Aquel que perdiera la novia por irse de parranda, sigue aún hoy soltero. Si le preguntan por la historia, responde: "Anda que no le debo yo cosas al anís".

3 comentarios:

Anónimo dijo...

jajajajaja muy buena historia. Tuvo suerte el hombre

abulico dijo...

Seguro que desde ese momento nunca falta el anís en su casa...

JAJAJAJAJA!!!!

Saludos!!!

Duncan de Gross dijo...

jajaja, muy buena Mr.Wren!!