Café, conversación...

Café, conversación...

jueves, 11 de febrero de 2010

La carretera

"El niño lo justifica todo, y si él no es la Palabra de Dios, es que Dios jamás habló".



Hay que correr. Hacia el sur. Aquí no queda nada. No hay comida, ni calor. No hay vida. Solamente quedan hombres malos que se comen a la gente. Escucha bien, hijo: hay que asegurarse siempre de que los tipos que vemos no son de los malos. Que no te cojan, como te he enseñado. Venga, duerme un poco.


Creo que "La carretera" es una de las películas más impactantes, sobrecogedoras y con mayor simbolismo que he visto. El mundo destrozado en un instante. Un niño nacido después de la catástrofe. Hay que moverse hacia el sur. Allí hace menos frío, y hay alguna esperanza. Dos opciones: abandonarse o luchar por sobrevivir.

Cuando leí el resumen argumental de la película, me imaginé otra cosa. Acaso una
road movie con mucha acción, vestida con un ambiente apocalíptico, en la que los protagonistas serían unos áureos supervivientes que, sin más razón que alimentar la trama del film, tratan de huir de unos enemigos grotescos, como los malos de "Waterworld". Sin embargo "La carretera", es una muestra de equilibrio. Supongo que los productores tenían dos alternativas a la hora de adaptar la novela de McCarthy. O hacemos una película de acción, para llenar las salas, o nos la jugamos y hacemos cine, aún a riesgo de que la gente no responda. De momento, no han sacado dinero ni para pagar los gastos de producción.

Pero lo importante es que esta película transmite más de lo previsto. En un ejercicio de buen cine, Hillcoat consigue mantener el interés en la suerte de padre e hijo. Los breves
flashback utilizados para ponernos al día están perfectamente insertados, de manera que se nos cuenta lo imprescindible, de forma rápida y desde el primer minuto, sin apartar la mirada del meollo. No sabremos, por ejemplo, cuál fue el enigmático desastre que ha convertido a la Tierra en un infierno -frío y gris-. No importa. Lo cierto es que hay dos personas muertas de hambre que avanzan por el paisaje destrozado magistralmente conseguido por el español Javier Aguirresarobe. Excelente trabajo del director de fotografía, sin efectos digitales.

En el apartado de interpretaciones, todos están estupendos. Mortensen tiene fuerza, y logra transmitir el miedo, la audacia, la voluntad de sobrevivir. El chico -Kodi Smit-McPhee- está fantástico, encarnando la singular inocencia de alguien críado en la desesperanza de un mundo vacío. Destaca el breve papel de Robert Duvall. Un par de sesiones de trabajo que han dado un buen fruto. La Theron, aguanta en sus escenas. Me sorprendió ver aparecer a Michael K. Williams -Omar Little en "The wire"-.

Mención aparte me merece un aspecto de la película más escondido, menos inmediato: la cantidad de evocaciones religiosas que recoge la historia. De manera sutil, se va desplegando toda una serie de momentos que parecen anunciar algo. El mismo nacimiento del niño, en el desamparo de una casa cercada por el frío, a solas con sus padres, remeda a la escena de Belén. Más tarde llegará ese éxodo, en el que Mortensen es un Moisés armado con un revólver y dos balas, que trata de conducir al Pueblo de Dios -los buenos, los que "llevan el fuego"- a la Tierra Prometida. Aunque en este caso Israel -el niño- no podrá nunca conocer a Dios: en el mundo que habita no hay belleza, y sin ella es imposible encontrar el reflejo de Dios. Eso sí, cuenta con el amor de su padre, un amor enrarecido por la crueldad del entorno y la necesidad de luchar contra todo, contra todos. Por eso, cuando en el camino se topan con el maná bíblico en forma de latas de conservas, padre e hijo juntan las manos para dar gracias, pero el destinatario no es Dios, sino la gente que dejó allí esa comida. En un mundo tan devastado nadie sería capaz de hacer comprender a una criatura los conceptos de Dios, Amor, Reino, Misericordia o Salvación. Cuando en el camino encuentran una iglesia, su única misión será ofrecer refugio, y el fuego que en sus ruinas arde solamente sirve para calentarse las manos.

En resumen, creo que es una película muy interesante, de gran fuerza narrativa, y con mucho carácter. Es especialmente dura y desesperanzadora, eso sí. Pero es una pieza de cine distinta, que te golpea cada cinco minutos con una ominosa realidad-ficción. Dos horas de desasosiego que dejan huella y dan que pensar. Muy recomendable.



2 comentarios:

abulico dijo...

Tiene buena pinta. Sobre todo cuando dices que da que pensar. Me gustan ese tipo de películas.

Saludos!!!!

Laura dijo...

He tenido el libro en las manos y no me decidí a comprarlo, pero tal como lo cuentas igual merece la pena.

Besos.