Café, conversación...

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sábado, 11 de octubre de 2008

Caperucita en Manhattan, de Carmen Martín Gaite


Era una de esas crisis lectoras. Ya se sabe: acabas de leer un buen libro, y todavía no has pensado cuál va a ser el siguiente. Y de repente ninguno te gusta. Los que son tus autores favoritos parece que ya no tienen buenos libros, y cualquiera que coges no lo aguantas ni cuarenta hojas. Pasan las horas, los días y quieres leer algo, pero no sabes qué. Entonces, en un momento de búsqueda, miras detrás de esa fila de libros que nunca tocas, y detrás encuentras un título que te llama la atención: "Caperucita en Manhattan". Y empiezas a leer. Y descubres que te encanta.

Sara Allen es una niña de diez años que vive en Brooklyn. Como todos los niños de Brooklyn, se duerme todas las noches soñando con Manhattan, un lugar mágico donde ocurren miles de aventuras. Su carácter soñador pone los nervios de punta a su madre, cuyo mayor orgullo es su tarta de fresa, una receta secreta que sólo pasa de madres a hijas. Y esta tarta es la que llevan todos los sábados a la abuela de Sara, que vive en Manhattan y en su juventud fue artista de un music-hall y es todo lo que Sara desearía ser. Pero no hay cuento de Caperucita sin un lobo, y en este caso se trata del pastelero millonario Edgar Woolf, que vive cerca de Central Park en un rascacielos en forma de tarta. Sin embargo, la magia del relato la encontramos en el personaje de Miss Lunatic, una mendiga que de día vive dentro de la estatua de la libertad y sale de noche para mediar en las desgracias humanas.


Carmen Martín Gaite nos regala una estupenda versión del clásico cuento, del que, como de todos los cuentos, podremos sacar más de una valiosa enseñanza. Una deliciosa fábula urbana que (estoy seguro de ello) Paul Auster hubiera estado encantado de firmar, un cuento que, aunque alguno le pueda parecer algo infantil por la reseña o incluso por el estilo con el que está escrito ("vaya mariconada", dirá alguno. Pues oye, no voy a ser yo el que diga que no), estoy seguro que hará las delicias de más de un adulto que, por un momento, esté dispuesto a abrir un libro de apenas doscientas páginas, con letra grande y algunos dibujos. Y si se lee con una taza de café, o en su defecto, chocolate caliente, en un sillón del salón mientras afuera arrecia la lluvia, mucho mejor.

21 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

Mmmm, me gusta, me gusta, me lo apunto a mi lista de libros por leer, como siempre Auggie gracias por las recomendaciones literarias ;)

Anónimo dijo...

Pues si, tiene buena pinta. Yo también me lo apunto...

Un abrazo.

Miriam (la clienta de sellos)

Irene dijo...

Yo lo leí después de una crisis similar... me había leído una serie de 5 libros que me habían encantado (hace ya unos cuantos años, aún estoy esperando el 6º aunque sé que con pocas probabilidades) y lo encontré después de rebuscar por la biblioteca municipal durante media tarde.
Así conocí a Carmen Martín Gaite, la verdad que fue un gran decubrimiento.

eva dijo...

Esa crisis la he tenido alguna vez. Me ha gustado mucho lo que has contado, lo buscaré.
Besos

Anónimo dijo...

Mmmm... la autora no me gusta nada, la verdad, los libros que me he leído de ella ha sido por recomendaciones, pero no me convence, de todas formas me acaban de pasar uno que entre estudios y demás, me durará bastante.

Laura dijo...

Yo estoy en plena crisis lectora, pero espero recuperarme pronto. Gracias por la recomendación.
Besos.

Auggie Wren dijo...

Duncan de Gross: No hay de qué, ya sabes que vivo para atender a la clientela.

Miriam: Sellos, ¿eh? Tendré que pedir otra remesa...

Irene: ¿Qué serie? ¡Queremos saber!

Eva: Espero que te guste si lo llegas a leer.

Capitana: Yo a la autora no la conocía hasta este libro (y eso que el dichoso libro lleva años en mi casa), pero que conste que no eres la única persona que me ha dicho que no la gusta. En fin, tendré que leer algo más de ella para hacerme una idea.
Y si lo que te han pasado es bueno ya vendrás a contárselo al estanquero.

Laura: Parece ser que lo de las crisis lectoras es común a todos. En fin, sólo hay una forma de recuperarse.

Sláinte.

La pequeña Lo dijo...

El caballito electrico le ha otorgado el premio Thinking Blogger. Que le voy a hacer si me gusta tu blog.

Ornelia Cabrera dijo...

Caperucita da mucho juego. El otro día leí la versión políticamente correcta donde al final la abuela, la niña y el lobo se cargan al leñador, concepto fascista y se montan una coperativa igualitaria de animales y mujeres para la explotación ecológico-equilibrada de los sustratos del ecosistema...Ahí es ná.
Pues a mi me haría ilusión ir a Brooklyn, cuya vida de música indi está en alza. Además el distrito de Williamsbourg está muy bien, por lo que cuenta. Yo aún me tengo que conformar con ver el NY del cine.

Anónimo dijo...

lo pintas genial... es que últimamente no leo nada, pero nada de nada

Saraninay dijo...

Todos tenemos un Manhattan, más o menos real, al que adorar y temer a partes iguales.

Sara, Sara, Sara...

Coincidencias, tal vez.

O será que en realidad no me gustan las fresas.

=P

Auggie Wren dijo...

Pequeña Lo: Muchas gracias por el premio. La verdad es que nunca sigo esas cadenas, pero no tardando mucho tengo que escribir un post sobre ello.

Ornelia: No creo que funcionara la cooperativa. Al fin y al cabo, el lobo está en inferioridad numérica. Lo más probable es que no tardara mucho en despertarse en el río con unos zapatos de hormigón.

Evemary: Pues hay que leer, ¿eh? Que no me entere yo que no me lees...

Saraninay: Tienes razón. Todos tenemos un lugar sobre el que soñamos, aunque en mi caso hay más oscuridad que luz.

Sláinte.

Dánae Rain dijo...

He llegado aquí a través de la Pequeña Lo, comentándole a Duncan de Gross, a través del Blog de Lupita, y ya no recuerdo cómo llegué a ella. El caso es que, una vez más, me quedo varada en esta orilla porque creo que puedo aprender siempre algo más, como dice Duncan, gracias e iremos a al rescate de estas lecturas que a veces postergamos, porque yo también tengo el libro pero aún no lo he leído. Besos

La pequeña Lo dijo...

Contaba con ello. Pero un premio es un premio. Esto es como los oscars, yo te lo concedo y tu puedes hacer como woody allen y decidir tocar con tu grupo de jazz. Eso sí, ahí queda el premio. En serio, me gusta mucho tu blog.

sb dijo...

Después de mucho leerle, he descubierto que no le encuentro el punto a Paul Auster, sus historias siempre prometen más de lo que dan.. Será, pues, momento de dar una oportunidad a este ...

abulico dijo...

Me parece una estupenda recomendación, si señor.

No es preciso que un libro tenga ochocientas paginas (o mil quinientas) para que sea un buen libro, aunque creo que muchos snobs (rozando lo hortera) no piensan así.

Nikaperucita dijo...

ese libro... :)))


(espero que las miradas puras si que digan mucho. Puro, blanco... ¿no reune el blanco todos los colores? pues lo mismo con las miradas y las sensaciones)
(y que dolor que parece que solo escribo pareados)

Irene dijo...

La serie son 5 libros de Daniel Pennac, aunque también existe un ensayo, que me encantó -Como una novela-.
Al lío literario, que es lo que nos interesa:
-La felicidad de los ogros
-El hada carabina
-La pequeña vendedora de prosa
-El señor Malaussène
-Los frutos de la pasión

Buen provecho!!

Lupe Montero dijo...

Hola Auggie, leí ese libro hace algunos años y lo cierto es que en su momento me encantó, quizás sea un buen momento para releerlo, gracias por traerlo de nuevo a mi memoria...

Auggie Wren dijo...

Danae Rain: Pues espero que te quedes varada en esta orilla mucho tiempo. Gracias por pasar por el estanco.

Pequeña Lo: ¿Que esto es como los Oscar? Por favor, ¡esto es mejor que los oscar! Pero aun así...

Beauséant: A mí me gustan tres o cuatro libros de Paul Auster. Me encantan. Pero cuando empieza con metaliteratura de historia dentro de historia dentro de historia... se pone insoportablemente pedante con el rollo de "soy escritor" es que no hay dios que se lo trague.

Abúlico: Ya, hay mucho intelectualoide suelto por ahí para el que leer un libro tan, tan corto como éste es poco menos que pecado mortal. Ellos se lo pierden.

Nikaperucita: Reunir todas las sensaciones, a efectos prácticos, es como no reunir ninguna, porque ninguna destaca sobre otra, ¿no?

Irene: Gracias por la lista, tendré que informarme debidamente.

Lupita: Encantado de servir. Gracias y vuelva cuando quiera.

Sláinte.

Jabolka dijo...

que bueno!!!! me lo leí cuando tenía 12 o 13 años y me encantó!! ya me habia olvidado de el!!!! Que casualidad recordarlo gracias a un blog :)
Saludos