Café, conversación...

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domingo, 10 de agosto de 2008

Por la mañana


Un reloj un par de manzanas más allá: llegaba tarde a la oficina. Al galope por la acera. Me introduje furtivamente en el edificio, puerta de "Sólo personal autorizado".

Mis negocios no iban bien. Ni un sólo beso en la mejilla en el último mes, nada de dinero extra, mucho papeleo. En ocasiones, durante el trabajo, comenzaba a sudar de repente, a sentirme completamente fuera de mí. Las cosas no marchaban...Ahora llegaba tarde. Lo cierto es que la puntualidad no es un aliciente cuando uno está al borde de la muerte por aburrimiento.

Escaleras arriba. Mis compañeros ya estaban en mangas de camisa. Cuarta planta, puerta de acceso. Cruzo. "Habla con Altman". Alguien diciéndome algo. Faltan unos metros hasta el despacho. Intento hacerme entrar, me quito la chaqueta, entra Altman.

-¿Dónde estabas? -responder no creo que valga de mucho. Sigue. -O mejor, ¿te has vuelto loco? La ciudad entera está pendiente de lo que ocurra hoy en Rose Hills, y tú llegas tarde.

-Lo siento, Alt, sencillamente tengo un mal día.

-Maldito juntaletras.

-De verás que lo siento. Mira, déjalo en mis manos. Te prometo un buen trabajo... -Media vuelta y portazo.

Ochenta y seis minutos para la rueda de prensa. Eso decía mi agenda. Ni siquiera sabía de qué iría el rollo. ¡Mierda de ciudad! LA-CA-USA: calor, lindos chanchullos, nada para mí. Si Auggie estuviera aquí, le compraría un cigarrillo de cien dólares ahora mismo. Lo necesito.



1 comentario:

Nadym dijo...

Comprendo este post casi a la perfección. A veces hay cosas que superan con creces las malditas ruedas de prensa, aunque medio país esté atento a lo que se va a contar ahí.

De todos modos, ánimo, cuando menos lo esperas todo da un vuelco.

Bonito cigarro has desliado hoy. Un besico.