Café, conversación...

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sábado, 28 de julio de 2007

Un año sin Mickey Spillane


El 17 de julio (sí, van once días de retraso, pero es que por aquellos días esto no estaba en funcionamiento) se cumplía el primer aniversario de la muerte del padre del "hard boiled", Mickey Spillane.
Frank Morrison Spillane nació en 1918 en el barrio neoyorkino de Brooklyn, hijo de un camarero católico y una presbiteriana, donde leyó a clásicos como Dumas además de cientos de comics, lo que influyó claramente en su estilo "pulp". Spillane alternó sus estudios en la universidad con la redacción de guines de cómics: se trataba de las primeras aventuras del Capitán Marvel, el archiconocido Capitán América y, especialmente, Mike Danger, un detective que cumplía su cometido en el espacio sideral. Este último constituye un verdadero antecedente de la que habría de ser su creación más importante: el detective Mike Hammer. Un personaje sádico, sexista, violento, brutal, anticomunista y cercano a la psicopatía. Cuando regresó a Nueva York tras la Segunda Guerra Mundial, en la que sirvió como intructor de las fuerzas aéreas, Spillane necesitaba dinero. Así, para sufragar los gastos de alquiler, en dos semanas creo a Hammer.
El resto es leyenda. Una saga protagonizada por su detective, varias películas basadas en sus obras (a destacar "El beso mortal", de Robert Aldrich), varias series de televisión (la más recordada, "La ciudad desnuda") y 140 millones de novelas vendidas en todo el mundo hablan por sí mismos. Hammer es el contrapunto de todos los detectives elegantes, alguien ante quien Sam Spade no pasa de vulgar chulo de playa y Phillip Marlowe aparece como una tremenda nenaza. Y es que Spillane no sólo creó un personaje inolvidable, sino todo un género. El "hard boiled" constituye una ruptura con toda la novela negra anterior, y un referente para la actualidad del género. El "hard boiled" proporciona un marco de sexo y violencia donde el detective es rebajado al mismo nivel que los delincuentes, empleando los mismos (y peores) métodos que éstos en su lucha contra el crimen. Sus motivos no son puros, como ocurría con sus antecesores. Ahora son sentimientos como la venganza y las ganas de desquite. Sus herramientas, los puños y las balas. Su método, disparar, volver a disparar y después preguntar.
Su novela "Yo, el jurado", primera de la saga de Hammer, vio la luz en unos días en los que la crítica literaria estaba tomada por los comunistas, por lo que no es de extrañar que el más anticomunista de los personajes de ficción y sus violentos métodos fueran masacrados sin piedad. Pero fue precisamente esos aspectos cuestionados los que conectaron con el gran público, y provocaron que la novela fuera un éxito de ventas.
Sus historias, plagadas de tiroteos y palizas, también cuentan con mujeres de infarto, entre las que destaca la única a la que Hammer quiso, su secretaria Velda, cuyo secuestro provoca la intriga acontecida en "El beso mortal" (1952). Dicen las malas (o buenas) lenguas que la segunda mujer de Spillane, Sherri Malinou, fue la chica de la portada de varias ediciones, y el propio autor llegó a interpretar a su personaje en el cine.
Espero que estas palabras sirvan para recordar a la que fue la pluma más brutal de la novela negra (con permiso de James Ellroy) un año y once días después de que nos abandonara. Hasta siempre, Mickey.

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