Café, conversación...

Café, conversación...

jueves, 26 de julio de 2007

Enemigo público Nº1

Han atrapado al Solitario. Toda una nación se alegra al ver la efectividad del trabajo policial. Y sin embargo yo estoy de luto. Ni él mismo, sonriente y alzando el pulgar, parece darse cuenta de la situación. Es la hora de entonar un réquiem por la profesionalidad. No, no me llamen loco todavía. Esperen a oír toda la historia.
25 de Julio de 2007, festividad de Santiago, día 1 tras la captura del Enemigo Público Nº1. En un bar con nombre de novela negra, la clientela del estanco disfruta de unas cañas y el placer de la conversación. Una pregunta interrumpe la charla. "¿Tenéis un euro?" Entonces empieza la típica explicación digna de un programa de Iker Jiménez: "es que soy de un pueblo, y necesito coger el bus y..." La respuesta, tres miradas perdidas y un escueto "no", no convence al tipo, y acudimos al truco. No, lo sentimos, tenemos lo justo para las cañas, blablabla. Aún empeñado, sigue con el tema: "¿Monedas no? ¿Y algún billete?" Viendo que no va a obtener ningún resultado, se va disgustado.
¿Pero qué ha sido del atracador de toda la vida? ¿Adónde ha ido el temido: suelta la pasta o te mato? (La bolsa o la vida, si nos ponemos nostálgicos) Todos recordamos a Bonnie y Clyde, John Dillinger, Machine Gun Kelly o Baby Face Nelson, personajes famosos de la Gran Depresión. En nuestra memoria permanece el mítico Jesse James, inventor de los asaltos a los trenes. A nivel nacional, jamás olvidaremos al Lute. Vale, no fueron hombres buenos, vivieron saltándose la ley y su único sueño era robar el dinero a la gente. Pero eran los mejores en su trabajo, y eso siempre es digno de elogiar. El Solitario ha sido capturado y será juzgado por la justicia, porque esto ya no son los años treinta y no se lleva lo de freír a la gente a tiros. También se ha perdido aquello de morir con las botas puestas. Y ahora lo único que nos queda son gente que nos dice: "¿Me das un euro?", y ni siquiera se molesta en consequirlo.






Estoy de acuerdo contigo en casi todo, tío. Pero pienso que el Solitario sabía perfectamente que el momento de su captura era un hito en la historia policial de España y será narrado por algún guionista de cine algún día. Se estaba convirtiendo en un protagonista de la mitología criminal junto al Lute, el Vaquilla o Bonnie y Clyde. Un ejemplo a imitar por los de su profesión. Y es que ¿que le motivó a "El solitario" emprender su carrera delictiva? La razón no es otra que su propio ego. Si hubiera necesitado un "puñao de parné", con los primeros golpes habría llenado el calcetín lo justo como para dejarlo a tiempo. Sin embargo siguió. Había nacido para ello. Coleccionaba armas, cada vez buscaba objetivos más difíciles... y tenía su propio sello profesional. Eran atracos "de autor".

Finalmente consiguió lo que quería; tener a toda la policía detrás suyo. Ser el sueño de todo joven policía con ganas de ascender rápidamente y salir en todas las portadas de los medios. Quería hacer historia. Por eso, podríamos decir que murió con las botas puestas, o lo que es lo mismo, con la estima bien alto. Cayó como un grande, orgulloso, pavoneandose delante de sus captores y dándoles de que hablar. La traca final y el principio de su leyenda. Nos demostró a todos que hasta en los lugares más deplorables de la condición humana existe dignidad.

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Qué dureza!