Seguro que conocen la sensación,
cuando uno pasea vista al frente, bajo una finísima cortina de lluvia,
y resuelve en quince pasos el cruce de la calle.
Pues piensen que ese era yo,
Pues piensen que ese era yo,
con una mano en el bolsillo;
la derecha,
entreteniéndose en descargar de mis labios el cigarrillo.
Recuerdo ir dejando atrás los adoquines,
saludar a algún que otro automovilista con insomnio,
y bien fresco en mi memoria tengo aquel perfume de mujer.
Sé que traté de encontrar a la dama tras las cortinas de la ciudad.
Sé que traté de encontrar a la dama tras las cortinas de la ciudad.
Di mil vueltas.
Mi tiempo récord devorando las calles se fue al traste.
Mi tiempo récord devorando las calles se fue al traste.
El pitillo se apagó y yo mismo terminé empapado aquella noche,
porque di con ella, ya lo creo que sí.
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