Café, conversación...

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viernes, 7 de agosto de 2009

En agosto, una cometa


El lugar quedaba a unos diez minutos del hotel, siempre que uno apretara el paso. En esto reflexionaba Alfredo a menudo, porque se daba cuenta de lo que las distancias complicaban las cosas. Imaginaba el calvario que para un turista cangrejo sería cubrir el camino desde el hotel al Mirador, a las cuatro de la tarde. Pero Alfredo era un chico atlético, y avanzó por el paseo a una velocidad varias veces superior a la que generaría un crustáceo.

Pasó junto a las tiendas para turistas, al acecho incluso a aquellas horas. Deslizó la mirada por los coloridos artículos en venta: toallas, gafas para el sol, revistas de pasatiempos, juguetes. Recordó que durante varios veranos él había intentado convencer a sus padres de que era absolutamente necesario para su correcta educación el ser poseedor de una cometa. Había visto una en la tienda de regalos de Luis, un hombre que parecía un mexicano bonachón y que siempre andaba leyendo libros sobre récords, hazañas deportivas y cosas así. La cometa, era una buena cometa, o eso le parecía a Alfredo. Azul, amarilla y verde, con una cuerda blanca, lucía sensacional. Cuando cumplió los diez, sus padres accedieron a invertir en la formación del hijo.

Al principio, la cometa no conseguía mantenerse más de un par de metros seguidos. Alfredo la trataba con tanta delicadeza que era imposible un vuelo regular. Su padre intentó hacerle mejorar la técnica, mas nada parecía cambiar. A la mañana siguiente Alfredo fue a pedirle consejo a Luis.

- ¿Sabes cuánto tiempo se puede hacer volar una cometa? El récord creo que lo tiene un ingeniero de la costa Oeste de los Estados Unidos, un tal Murphy. – Alcanzó un libro que tenía junto al mostrador, y buscó adelante y atrás.- Mira. Aquel tío mantuvo su cometa en el aire durante quince horas y catorce minutos. No vienen los segundos. Eso sí que es volar.
- Pero, Luis, usted sabrá cómo usar una cometa. Yo necesito una explicación.
- Claro, hijo, no te preocupes. – hizo un silencio, y continuó leyendo la información sobre el logro consignada en el libro. - ¡Vaya tela! Aquí dice que el tío tuvo que estar cuatro días sin moverse, por lo que le dolían los brazos y las piernas. ¿No te parece digno de ver?

- Por supuesto, Luis. – Intentó llevar la conversación a su terreno.

- ¿Cree que yo podré volar la cometa así algún día?

- No lo creo, hijo. Verás, para poder ser como esta gente hacen falta años enteros de preparación. Eso es lo que me gusta de ellos. Se entrenan durante años para el gran momento y nunca defraudan. – Luis pasó otra hoja de su volumen de hazañas con visible orgullo.- Aunque una vez leí el caso de un tipo que había practicado muchos años un truco de motocicleta. El tío era capaz de saltar sobre un montón de coches ardiendo, o helados, o enchufados a la corriente. Le daba igual. Pues bien, había llegado el gran día. Allí estaban los jueces, el público y todo aquello. El tipo se prepara y salta. Parece que lo va a conseguir, como siempre había hecho antes, pero justo a punto de llegar al suelo, algo toca la rueda trasera, el figura pierda el control y se va al suelo. – La mirada se le perdió entre una montaña de sombreros de paja y una torre de postales feísimas. – Aquel hombre sufrió el accidente más grave de su vida, precisamente el gran día. No volvió a caminar…En fin, así que no consigues hacer volar la cometa, ¿eh?

Los consejos de Luis, que llegaron tras el mencionado período de latencia, dieron resultado. Durante todo el verano, la familia disfrutó de la cometa tricolor. Luego fue guardada en un armario, hangar del que no ha vuelto a salir.

4 comentarios:

Duncan de Gross dijo...

Buena historia Mr.Wren, y en muchos casos, real como la vida misma, una buena historia de bar ;-)

Laura dijo...

¡Ay amigo, como siempre! ¡Qué buen regusto a historia por contar!
Maravillosa.

abulico dijo...

Como todas las novedades de los veranos de la infancia, acaban metidas en un armario a disposición del olvido.

Una historia preciosa Auggie!!!!

Saludos!!!

Beauséant dijo...

las cometas son criaturas silenciosas y tiene algo de eternidad en las costuras.. en algún momento vuelven a salir del armario y encuentran alguien que no las dejará caer al suelo...