Café, conversación...
martes, 1 de junio de 2010
El periodista deportivo
Lo que más me sorprende del artículo de Serrano es su comienzo. El tema surge en una charla con un hostelero amigo suyo. Esto le sitúa (por muy bien posicionado que esté el hostelero) en un terreno común a todos los ciudadanos de a pie, la charla de bar con el amigo de turno, es decir, le sitúa a nuestro nivel, ya es uno de los nuestros. Es entonces cuando viene la sorpresa, porque lejos de adoptar la actitud típica, Serrano nos da la puñalada, se vuelve contra nosotros y nos dice que eso está muy bien, que el fútbol es así y que al que no le guste que se despilfarre el dinero de la federación, sencillamente, que se joda.
Hay quien dirá que es lo que nos merecemos, que al fin y al cabo este es un país de borregos a los que les importa más quién gane la Liga o el próximo entrenador del Real Madrid que el hecho de que aumente la cola del paro o que nuestros políticos no den la talla. Ahí sí que tengo que darle la razón a Serrano, y es que el fútbol está para hacernos olvidar todas esas cosas. Así que por favor, señores de la Federación, no traigan lo malo de la política al deporte. Y, señor Serrano, no les siga la pelota, por mucho deporte que sea.
domingo, 7 de marzo de 2010
Ring Lardner Jr. y Budd Schulberg, vidas paralelas, autobiografías distintas
sábado, 6 de marzo de 2010
Así que por eso andaban con las piernas tan abiertas...
miércoles, 3 de marzo de 2010
Shutter Island
domingo, 28 de febrero de 2010
Peggy Sue
viernes, 26 de febrero de 2010
¡Y que cumpla muchos más!
I WALK THE LINE
I keep a close watch on this heart of mine
I keep my eyes wide open all the time.
I keep the ends out for the tie that binds
Because you’re mine,
I walk the line
I find it very, very easy to be true
I find myself alone when each day is through
Yes, I’ll admit I’m a fool for you
Because you’re mine,
I walk the line
As sure as night is dark and day is light
I keep you on my mind both day and night
And happiness I’ve known proves that it’s right
Because you’re mine,
I walk the line
You’ve got a way to keep me on your side
You give me cause for love that I can’t hide
For you I know I’d even try to turn the tide
Because you’re mine,
I walk the line
martes, 23 de febrero de 2010
sábado, 20 de febrero de 2010
La salvación del otro
-Sinceramente, el lugar que me corresponde es éste. Me muevo arriba y abajo, de aquí para allá, ofreciendo mis servicios. Y lo hago lo mejor que puedo, qué caray. Me gano la vida. ¿No es eso lo correcto?
-Bueno, ejem, no sé. ¿Quién puede juzgar eso, doctor? Sólo Dios puede. Él ve en lo invisible, querido amigo. Todo lo escucha.
-Sí, sí. Pero yo de eso no entiendo. Quiero decir que usted es sacerdote. Conoce las cosas de Dios. Es su oficio, ¿no?
-Oh, yo no diría tanto. ¿Quién puede saber eso, doctor? Sólo soy un ser humano. Como usted. Yo me limito a contar lo que he visto. Lo que enseñan los profetas, Nuestro Señor Jesucristo y los Apóstoles. Claro que luego están las pequeñas cosas. Todo es proponérselo, querido amigo. Todo es cuestión de voluntad.
-Seguir el camino.
-Ajá. Buscar la senda, discernir. ¿Quién puede salvar al otro, doctor? Sólo uno puede. La fe, es cuestión de confianza. Nosotros, los pastores, no salvamos almas. Las salva Nuestro Padre. Yo no envío al Espíritu; lo hace Él.
-Pues vaya panorama.
-¿Qué quiere decir, querido amigo?
-Que yo sí salvo a mis pacientes. Yo exploro, diagnostico y pongo tratamiento, mientras usted sólo da consejos. ¡Y encima no le piden cuentas!
-A todos nos piden cuentas. ¿Quién puede decir lo contrario, doctor? Sólo un ciego, supongo. En fin, que usted tenga un buen día.
miércoles, 17 de febrero de 2010
Habiendo comido, 47
domingo, 14 de febrero de 2010
Unchained
- Al fin de vuelta, Jose.
- Ya era hora. Bueno, ¿qué tal lo llevas?
Es curioso. Nunca imaginé algo así de él, pero no puedo dudar de que se alegró de verme de nuevo, después de esas semanas en blanco. Algo pude advertir cuando entré en el bar aquella tarde. Estaba casi vacío. Yo acababa de volver a ponerme en marcha y quise celebrarlo pasando a saludar a Jose.
- ¿Te pongo un botellín?
- Ya lo tienes casi abierto. A tu salud, Jose.
Se movió a la derecha, rápido, atento a un cliente que pedía pagar. Volvió con una bayeta, y empezó a limpiar la barra a un par de metros. Vació un cenicero. Siempre enredaba unos segundos antes de decirme algo, como si le diera vergüenza.
- Bueno. ¿Quieres escuchar algo?
- Pues no sé. ¿Conservas tu viejo popurrí de Cash?
- Claro, hombre. ¿Cuál te pongo?
- Déjalo sonar.
Atravesó la puerta hacia el sanctasanctórum, el cuarto donde tenía los discos. Jamás he entrado, pero supongo que será algo digno de ver. La primera pista comenzó a sonar.
- Ahí está: Ring of fire. 1963.
Sonaron otros clásicos. I walk the line, Folsom Prison Blues, I got stripes. Jose seguía allí, sacando brillo al acero de la barra, sirviendo café, fregando los cacharros que iba recogiendo. No paraba quieto. De vez en cuando se acercaba, bailaba alrededor, y me comentaba algo de la canción, mientras me ofrecía otro platito de aceitunas.
- La que viene ahora es más tranquila. Casi es una oración. A ver si te gusta.
Sonaron aplausos, le vi asentir con la cabeza, y se marchó a ponerle un zumo a un tipo de traje. Era una melodía triste, y Johnny cantaba seguro, apretando los dientes. He sido un ingrato, he sido imprudente. Inquieto desde la cuna. Ahora me doy cuenta de lo difícil que resulta ver el arco iris con estos cristales oscuros. Tal vez lo consiga a partir de ahora, de rodillas. Soy débil, y soy vanidoso. Quítame este peso de encima. Haz que mi espíritu no tenga cadenas.
- Es bonita. –lo dije muy quedo, y no sé si me oyó.
- Esta era Unchained. La 15 del disco.-entonces dejó la bayeta un momento, y miró hacia la ventana del fondo.- Me trae muchos recuerdos. Tenía puesto este disco cuando dieron la noticia por la televisión. Sábado era. Cabrones. Un pobre muchacho...
Enseguida supe de qué estaba hablando. Hubo un largo silencio, como el de aquel día. Cuando salí del bar seguía limpiando la barra. Despacio, casi sin fuerzas.
jueves, 11 de febrero de 2010
La carretera
Hay que correr. Hacia el sur. Aquí no queda nada. No hay comida, ni calor. No hay vida. Solamente quedan hombres malos que se comen a la gente. Escucha bien, hijo: hay que asegurarse siempre de que los tipos que vemos no son de los malos. Que no te cojan, como te he enseñado. Venga, duerme un poco.
Creo que "La carretera" es una de las películas más impactantes, sobrecogedoras y con mayor simbolismo que he visto. El mundo destrozado en un instante. Un niño nacido después de la catástrofe. Hay que moverse hacia el sur. Allí hace menos frío, y hay alguna esperanza. Dos opciones: abandonarse o luchar por sobrevivir.
Cuando leí el resumen argumental de la película, me imaginé otra cosa. Acaso una road movie con mucha acción, vestida con un ambiente apocalíptico, en la que los protagonistas serían unos áureos supervivientes que, sin más razón que alimentar la trama del film, tratan de huir de unos enemigos grotescos, como los malos de "Waterworld". Sin embargo "La carretera", es una muestra de equilibrio. Supongo que los productores tenían dos alternativas a la hora de adaptar la novela de McCarthy. O hacemos una película de acción, para llenar las salas, o nos la jugamos y hacemos cine, aún a riesgo de que la gente no responda. De momento, no han sacado dinero ni para pagar los gastos de producción.
Pero lo importante es que esta película transmite más de lo previsto. En un ejercicio de buen cine, Hillcoat consigue mantener el interés en la suerte de padre e hijo. Los breves flashback utilizados para ponernos al día están perfectamente insertados, de manera que se nos cuenta lo imprescindible, de forma rápida y desde el primer minuto, sin apartar la mirada del meollo. No sabremos, por ejemplo, cuál fue el enigmático desastre que ha convertido a la Tierra en un infierno -frío y gris-. No importa. Lo cierto es que hay dos personas muertas de hambre que avanzan por el paisaje destrozado magistralmente conseguido por el español Javier Aguirresarobe. Excelente trabajo del director de fotografía, sin efectos digitales.
En el apartado de interpretaciones, todos están estupendos. Mortensen tiene fuerza, y logra transmitir el miedo, la audacia, la voluntad de sobrevivir. El chico -Kodi Smit-McPhee- está fantástico, encarnando la singular inocencia de alguien críado en la desesperanza de un mundo vacío. Destaca el breve papel de Robert Duvall. Un par de sesiones de trabajo que han dado un buen fruto. La Theron, aguanta en sus escenas. Me sorprendió ver aparecer a Michael K. Williams -Omar Little en "The wire"-.
Mención aparte me merece un aspecto de la película más escondido, menos inmediato: la cantidad de evocaciones religiosas que recoge la historia. De manera sutil, se va desplegando toda una serie de momentos que parecen anunciar algo. El mismo nacimiento del niño, en el desamparo de una casa cercada por el frío, a solas con sus padres, remeda a la escena de Belén. Más tarde llegará ese éxodo, en el que Mortensen es un Moisés armado con un revólver y dos balas, que trata de conducir al Pueblo de Dios -los buenos, los que "llevan el fuego"- a la Tierra Prometida. Aunque en este caso Israel -el niño- no podrá nunca conocer a Dios: en el mundo que habita no hay belleza, y sin ella es imposible encontrar el reflejo de Dios. Eso sí, cuenta con el amor de su padre, un amor enrarecido por la crueldad del entorno y la necesidad de luchar contra todo, contra todos. Por eso, cuando en el camino se topan con el maná bíblico en forma de latas de conservas, padre e hijo juntan las manos para dar gracias, pero el destinatario no es Dios, sino la gente que dejó allí esa comida. En un mundo tan devastado nadie sería capaz de hacer comprender a una criatura los conceptos de Dios, Amor, Reino, Misericordia o Salvación. Cuando en el camino encuentran una iglesia, su única misión será ofrecer refugio, y el fuego que en sus ruinas arde solamente sirve para calentarse las manos.
En resumen, creo que es una película muy interesante, de gran fuerza narrativa, y con mucho carácter. Es especialmente dura y desesperanzadora, eso sí. Pero es una pieza de cine distinta, que te golpea cada cinco minutos con una ominosa realidad-ficción. Dos horas de desasosiego que dejan huella y dan que pensar. Muy recomendable.
lunes, 8 de febrero de 2010
Escúchanos, dinero, desde el cielo, tu morada
viernes, 5 de febrero de 2010
En tierra hostil
Amanece en Irak. Otro día más para los miembros de la dotación Bravo. Otro amanecer más pero... ¿será también otro anochecer más? Esa es una pregunta que se hacen todos los días, pero más ahora a raíz de la llegada a la unidad de artificieros de un nuevo jefe de equipo, el sargento James, quien parece no temer nada y cuyos arriesgados métodos no son aprobados por los otros dos miembros de la unidad.
Aquí está, una película sobre la guerra de Irak para aquellos que no les gustan que les echen el discurso. Los detractores de "En tierra hostil" dicen que su principal defecto es la ausencia de posicionamiento ideológico. Es cierto, el film no entra en si debería EE.UU. seguir allí o en las razones que movieron a la guerra. No nos dice si está bien o mal (si es que la guerra puede estar bien o mal). Y no nos importa. Porque a los soldados de "En tierra hostil" tampoco. Lo único que quieren es hacer su trabajo y volver sanos (física y mentalmente) y salvos a casa. Son soldados, y hacen lo que les mandan, no importan las razones. Este principal "defecto" es quizás la mayor virtud de la película, al centrar su mirada sobre la vida de estos hombres que se alistaron en el ejército de forma voluntaria dispuestos y conscientes de lo que pasaría en Irak o en cualquier otra parte del mundo.
Todo esto se nos muestra con un estilo que apuesta al máximo por el realismo: cámara en mano, ausencia casi total de música y actores prácticamente desconocidos (salvo tres cameos que no nombraré aquí para que la gente sea capaz de encontrarlos por sí misma). En este sentido recuerda a la estupenda serie "Generation Kill", salvo que esta es mejor al desarrollar más todos los personajes, cosa que no pasa en "En tierra hostil". A pesar de esto, la película destaca como retrato de estas personas que acuden a la guerra voluntariamente, dispuestos a dar su vida a cambio de algo que solo ellos saben, gente que encuentra en el combate la verdadera razón de su existencia. Esto se ve de forma magistral en uno de los impagables momentos de la película: es más difícil elegir unos cereales que ponerse un traje de protección y andar hacia una bomba. Sin duda, una de las películas del año.
martes, 2 de febrero de 2010
Match Point
jueves, 28 de enero de 2010
Un mal día para el pez plátano
miércoles, 27 de enero de 2010
"Werewolves Of London" – Warren Zevon
I saw a werewolf with a Chinese menu in his hand
walkin through the streets of Soho in the rain.
He was lookin for the place called Lee Ho Fooks, gonna get a big dish of beef chow mein.
Chorus:
Aaahoo, werewolves of London
Aaahoo(2x)
Ya hear him howlin around your kitchen door, ya better not let him in.
Little old lady got mutilated late last night, werewolves of London again.
Chorus 2x
He's the hairy, hairy gent, who ran amok in Kent.
Lately he's been overheard in Mayfair.
You better stay away from him, he'll rip your lungs out Jim.
Huh, I'd like to meet his tailor.
Chorus 2x
Well, I saw Lon Chaney walkin with the queen, doing the werewolves of London.
I saw Lon Chaney Jr. walkin with the queen, doin the werewolves of London
I saw a werewolf drinkin a pina colada at Trader Vic's
And his hair was perfect.
ahhhooooo, werewolves of London
Draw blood
lunes, 25 de enero de 2010
Clio granate, 26
miércoles, 20 de enero de 2010
Polidáctilo, 33
sábado, 16 de enero de 2010
Juguetes
Dinosaurios, animales de granja y monstruos de mil colores. Muñecos articulados representando héroes anónimos o legendarios, metidos en sus cajas de plástico o cartón. Coches grandes, y otros pequeños que, tras ser arrastrados sobre el suelo, cogen cuerda, hasta ser capaces de batir los mayores récords de velocidad. Hay también combas verdes y rosas, yoyoes azules y tirachinas.
Tal vez no comprenda nada sobre el devenir de los tiempos. Para mí es incomprensible cómo un niño puede pasar por delante de estas joyas, expuestas en tan deliciosos museos, y dejar de sentir el vivo deseo de partir hacia mil aventuras, llevando en la mano al Capitán América o un a Mortadelo de goma.
Supongo que es ya es tarde para dar vida a todos esos supervivientes. A falta de imaginación infantil que los haga formar parte de un mundo de épicos rescates, combates toscos y persecuciones que eluden las leyes físicas, el Sol irá poco a poco llevándose el color de los ancianos juguetes.
domingo, 10 de enero de 2010
jueves, 7 de enero de 2010
Suerte que tiene uno
Puesto que han accedido a invitarme a esta hermosa copa de whisky, les contaré la historia tal como ocurrió. Cuando Steve entró en el bar, yo salía de los aseos. Estaba justo allí, junto a aquella ventana, por eso lo comprendí todo enseguida.
Por supuesto, todos los de aquí conocíamos a Steve. Había sido grande cuando era más joven. Tocaba el clarinete en una banda, y era realmente bueno. Dieron conciertos por el país entero durante años, pasando largas temporadas en ciudades grandes, y después volvió a casa. La fama le trajo la compañía de Marjorie, una linda muchacha de Colorado. Y aquello fue lo que le desquició. Pasados unos meses desde su regreso, el asunto con Marjorie se hizo migas, y también el pobre Steve. La chica desapareció -tal vez se volviera a su tierra- y el antiguo clarinetista empezó a venir aquí, a este mismo bar, cada tarde. Se sentaba en la barra y bebía bourbon. Luego, cuando estaba bien borracho, se marchaba. Daba largos paseos, y a veces montaba bronca en la calle. Las mañanas las pasaba encerrado en casa, supongo que escribiendo todas esas cosas horribles que sacaron los periódicos.
Aquí todos sabíamos estas cosas, pero por alguna razón, nunca ninguno de nosotros intentó hablar con él, o echarle un cable. Muchos les contarán que yo era amigo suyo, porque solamente así se explica que aquel día no me disparase a mí también. Pero es mentira. Dios sabe que nunca moví un dedo por él. Cada cual tenemos nuestros problemas, pensaba entonces, y los de aquel amargado no me importaban una mierda.
Lo extraño es precisamente eso, que a pesar de que yo le trataba exactamente igual que los demás, a mí no me disparó. Jimmy también sobrevivió, pero él se llevó cuatro balazos. Sin mediar palabra, como todos los demás. Siete personas muertas, y un herido que pasó tres meses ingresado en un sanatorio. Entró y empezó a disparar, sin más. Yo me quedé paralizado, como esperando mi turno, y cuando al fin llegó, Steve me miró, bajó la pistola y se largó por donde había venido. Es para estar agredecido al Señor, ¿no, amigo?
domingo, 3 de enero de 2010
Propósito de enmienda
"A man must have a code"
Queridos clientes,
Como bien dice el compadre Bunk, todo hombre debe tener su propias señas de identidad. Sus principios, irrenunciables. En definitiva, su particular forma de ser. Ya estamos en el tercer día del nuevo año, y supongo que os habrá dado tiempo para observar que de todas esas cosas que queréis quitaros de encima en 2010, un buen puñado de ellas forman parte de vuestro carácter. Por supuesto que sois libres para despellejaros los pulpejos a fin de deshaceros de vuestras huellas dactilares. Pero si alguien me pide opinión, o si puedo aconsejar a un amigo, me reitero en lo arriba consignado: pensad bien si no estáis deseando cometer una traición contra vosotros mismos. Apuntarse al gimnasio está bien, y también la consabida idea de aprender inglés, pero sé de buena tinta que muchas veces pretendemos cambios del todo inasumibles.
¡Feliz Año!